Crítica: "El médico de Budapest", los inconvenientes de volver al origen
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Por Eduardo Larrocha
Radiografía y diagnóstico del mundo rural y por extensión de la sociedad húngara posterior a la caída del Muro de Berlín resulta ser "El médico de Budapest / Zárójelentés" (2020). En este nuevo largometraje de István Szabó la dirección y el guión, con la firma del propio cineasta, son ajustados. Lo más destacable, sin embargo, es la actuación de Klaus Maria Brandauer quien hace una interpretación sobresaliente, dando rigor y firmeza a la historia que nos cuenta. Con el actor alemán ha trabajado el veterano realizador húngaro desde su inicios en "Mephisto" (1981) y unos años más tarde, entre otras, en "Colonel Redl"(1985), con triunfos en Cannes y los Oscar.
Esta producción magiar supone la continuación de la trayectoria fílmica de István Szabó, acertado en el análisis de las tramas sociales. Ahora vuelve a la vida cinematográfica, tras diez años desde "Tras la puerta / The Door" (2012), en un pueblo de Hungría adonde regresa para ejercer como médico de familia el cardiólogo protagonista. Jubilado a la fuerza en la secuencia inicial debido a la supresión del Hospital de la capital magyar en el que trabajaba desde hacía décadas. "El médico de Budapest" ofrece una mirada descriptiva y nada idílica del ese mundo rural lleno de prejuicios, corrupción y maldad humana que se inmiscuye en la vida privada de sus ciudadanos. Un médico necesita como aliado al enfermo para tener el preciado éxito de la curación. No es el caso de los habitantes del pueblo de origen del doctor. Salvo excepciones, vive el rechazo de los suyos, interesados en la difamación y el lucro.
Los problemas le llegan al doctor desde la propia y difícil relación con su madre y también con el alcalde (András Stohl). Sus pocos amigos, el cura del pueblo (Károly Eperjes) y la música le ayudan a sobrellevar los embates del tirano. La música es uno de los soportes de "El médico de Budapest / Zárójelentés". La esposa del cardiólogo (Éva Vica Kerekes), que se queda en la capital, es cantante de ópera, lo cual da pie a interesantes diálogos y a que podamos escuchar emotivos momentos musicales sobre el escenario. Algún fondo se adorna con fragmentos de "Tanhauser" de Richard Wagner, una misa de J.S.Bach y "Egyetem Begyeten", una popular canción del compositor húngaro Zoltan Kodaly, interpretada en el propio pueblo por un coro de niños cantores. Y además suena y acompaña a una de las secuencias emotivas el clásico himno "O Patria mía" del Coro de Esclavos de la ópera "Nabuco" de Verdi.
El diagnóstico final o el reporte final -que es la traducción del título original de "El médico de Budapest / Zárójelentés"- es el de una sociedad enferma y con afectos distorsionados. Algo o mucho nos puede enseñar este largometraje sobre nuestro propio mundo.
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Radiografía y diagnóstico del mundo rural y por extensión de la sociedad húngara posterior a la caída del Muro de Berlín resulta ser "El médico de Budapest / Zárójelentés" (2020). En este nuevo largometraje de István Szabó la dirección y el guión, con la firma del propio cineasta, son ajustados. Lo más destacable, sin embargo, es la actuación de Klaus Maria Brandauer quien hace una interpretación sobresaliente, dando rigor y firmeza a la historia que nos cuenta. Con el actor alemán ha trabajado el veterano realizador húngaro desde su inicios en "Mephisto" (1981) y unos años más tarde, entre otras, en "Colonel Redl"(1985), con triunfos en Cannes y los Oscar.
Esta producción magiar supone la continuación de la trayectoria fílmica de István Szabó, acertado en el análisis de las tramas sociales. Ahora vuelve a la vida cinematográfica, tras diez años desde "Tras la puerta / The Door" (2012), en un pueblo de Hungría adonde regresa para ejercer como médico de familia el cardiólogo protagonista. Jubilado a la fuerza en la secuencia inicial debido a la supresión del Hospital de la capital magyar en el que trabajaba desde hacía décadas. "El médico de Budapest" ofrece una mirada descriptiva y nada idílica del ese mundo rural lleno de prejuicios, corrupción y maldad humana que se inmiscuye en la vida privada de sus ciudadanos. Un médico necesita como aliado al enfermo para tener el preciado éxito de la curación. No es el caso de los habitantes del pueblo de origen del doctor. Salvo excepciones, vive el rechazo de los suyos, interesados en la difamación y el lucro.
Los problemas le llegan al doctor desde la propia y difícil relación con su madre y también con el alcalde (András Stohl). Sus pocos amigos, el cura del pueblo (Károly Eperjes) y la música le ayudan a sobrellevar los embates del tirano. La música es uno de los soportes de "El médico de Budapest / Zárójelentés". La esposa del cardiólogo (Éva Vica Kerekes), que se queda en la capital, es cantante de ópera, lo cual da pie a interesantes diálogos y a que podamos escuchar emotivos momentos musicales sobre el escenario. Algún fondo se adorna con fragmentos de "Tanhauser" de Richard Wagner, una misa de J.S.Bach y "Egyetem Begyeten", una popular canción del compositor húngaro Zoltan Kodaly, interpretada en el propio pueblo por un coro de niños cantores. Y además suena y acompaña a una de las secuencias emotivas el clásico himno "O Patria mía" del Coro de Esclavos de la ópera "Nabuco" de Verdi.
El diagnóstico final o el reporte final -que es la traducción del título original de "El médico de Budapest / Zárójelentés"- es el de una sociedad enferma y con afectos distorsionados. Algo o mucho nos puede enseñar este largometraje sobre nuestro propio mundo.
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