Crítica: "El último mercenario / The Last Mercenary", otra autoparodia de Van Damme
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Emiliano Basile
La comedia francesa de Netflix "El último mercenario / The Last Mercenary / Le dernier mercenaire", coescrita y dirigida por David Charhon se apoya en un humor televisivo que por momentos causa gracia y por momentos vergüenza ajena.
Pareciera que al astro belga no le queda otra que parodiarse una y otra vez a sí mismo en comedias de acción que se recuestan en su mítica figura. Así, al modo de la serie de Amazon Jean Claude Van Johnson (2016), interpreta otra vez a un agente secreto que debe proteger a su hijo adolescente (Samir Decazza), al cual no conoce, junto a un equipo estelarizado por comediantes populares que incluye a Alban Ivanov, Assa Sylla y Djimo.
Entre recuperar el vínculo con su hijo y desbaratar a un narco (ironicamente Van Damme fue un usuario habitual de cocaína) gira la trama de esta comedia histriónica que se recuesta en las cualidades del legendario atleta devenido actor (apertura de piernas, patada voladora, coreográficas peleas, etc.), y en el equipo cómico que lo acompaña.
La estructura narrativa sigue los pasos del agente encubierto, con James Bond de referencia, en sus múltiples misiones (y disfraces) que utilizan los personajes para interceptar al villano en cuestión. De allí también surgen los diferentes gags explotados por el film de actuaciones caricaturescas. Pero con mayor precisión sigue la línea de la película interpretada por Roger Moore "Panorama para matar / En la mira de los asesinos / A View to a Kill" (1985), con Assa Sylla en el papel que supo componer Grace Jones.
También aparece la parodia explícita a "Scarface" (1983), con su banda de sonido ochentosa, y en menor medida a "Contacto sangriento / El gran dragón blanco / Bloodsport" (1988), con el propio Van Damme en sus épocas de gloria, y a "Rambo 2" (1985).
"El último mercenario / The Last Mercenary" padece el efecto "Scary Movie" (2000), su humor sólo se sostiene unos minutos, de manera fragmentada y esporádica.
Van Damme se ríe de sí mismo otra vez en una comedia de acción, un destino que se siente inevitable para el actor de sesenta años que empezó a explotar con buenos resultados este divertido recurso en la belga "JCVD" (2008) pero, 13 años después, ya muestra síntomas de agotamiento.
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La comedia francesa de Netflix "El último mercenario / The Last Mercenary / Le dernier mercenaire", coescrita y dirigida por David Charhon se apoya en un humor televisivo que por momentos causa gracia y por momentos vergüenza ajena.
Pareciera que al astro belga no le queda otra que parodiarse una y otra vez a sí mismo en comedias de acción que se recuestan en su mítica figura. Así, al modo de la serie de Amazon Jean Claude Van Johnson (2016), interpreta otra vez a un agente secreto que debe proteger a su hijo adolescente (Samir Decazza), al cual no conoce, junto a un equipo estelarizado por comediantes populares que incluye a Alban Ivanov, Assa Sylla y Djimo.
Entre recuperar el vínculo con su hijo y desbaratar a un narco (ironicamente Van Damme fue un usuario habitual de cocaína) gira la trama de esta comedia histriónica que se recuesta en las cualidades del legendario atleta devenido actor (apertura de piernas, patada voladora, coreográficas peleas, etc.), y en el equipo cómico que lo acompaña.
La estructura narrativa sigue los pasos del agente encubierto, con James Bond de referencia, en sus múltiples misiones (y disfraces) que utilizan los personajes para interceptar al villano en cuestión. De allí también surgen los diferentes gags explotados por el film de actuaciones caricaturescas. Pero con mayor precisión sigue la línea de la película interpretada por Roger Moore "Panorama para matar / En la mira de los asesinos / A View to a Kill" (1985), con Assa Sylla en el papel que supo componer Grace Jones.
También aparece la parodia explícita a "Scarface" (1983), con su banda de sonido ochentosa, y en menor medida a "Contacto sangriento / El gran dragón blanco / Bloodsport" (1988), con el propio Van Damme en sus épocas de gloria, y a "Rambo 2" (1985).
"El último mercenario / The Last Mercenary" padece el efecto "Scary Movie" (2000), su humor sólo se sostiene unos minutos, de manera fragmentada y esporádica.
Van Damme se ríe de sí mismo otra vez en una comedia de acción, un destino que se siente inevitable para el actor de sesenta años que empezó a explotar con buenos resultados este divertido recurso en la belga "JCVD" (2008) pero, 13 años después, ya muestra síntomas de agotamiento.
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