Crítica: "Tom y Jerry", ¿para qué?
- por © NOTICINE.com
Por Lucía Martín Muñoz
El regreso a las pantallas de la reconocida rivalidad entre Tom y Jerry llegaba de la mano de Warner Bros a la plataforma de streaming de Netflix en forma de largometraje, el segundo desde su última aparición en 1992, que debió ser la definitiva.
"Tom y Jerry" a cuyo título no han querido añadir más palabras ya que el resto de la parafernalia lo tiene el film en sí, narra las aventuras de ambos, después de que Jerry se mudase a un hotel en el que se celebra la boda del siglo. Ante la necesidad de sacar del lujoso edificio al ratón, Tom se convierte en el principal aliado para capturarle e intentar que todo salga bien.
La película, que se muestra en formato híbrido, es decir uniendo dibujos animados y acción real, lejos de marcarse un "Space Jam", en el que todo fluía con naturalidad, ha vuelto de manera desastrosa, no solo por una animación que parece descuidada sino por una historia nada atrayente para ningún tipo de público.
Lanzarse a realizar un largometraje de este estilo sabiendo el éxito que tuvieron este gato y ratón en su momento, y que siguen teniendo a través de la explotación de ese tipo de cortos antiguos, demuestran que, en ocasiones, modernizarse no significa ir por el buen camino, ya que ni a nivel estético ni la trama en sí consiguen el aprobado.
Las interpretaciones de los actores son extremadamente exageradas con diálogos demasiados explicativos. Por su parte, las animaciones pecan del mismo error, ya que utilizan nubes de pensamiento constantes que demuestran que: o bien se cree que el público no es capaz de entender lo que se quiere expresar, o que consideran que sus acciones necesitan un apoyo, porque no hablan por sí solas. Algo desconcertante es que en esos bocadillos no usen ni palabras ni onomatopeyas, sino emojis, ¿cómo es posible que un icono inanimado pueda expresar información, pero crean que no puede hacerlo un dibujo animado?
El problema no es que el largometraje sea híbrido y choque con el universo creado con Tom y Jerry que todo el mundo tiene en su imaginario, sino que visualmente no parece funcionar el diseño de la animación, que al no estar delineada a veces parece confundirse con los fondos y provoca incomodidad visual en el espectador.
Los dibujos animados se han ido desarrollando sobre todo en los últimos años y por parte, mayormente, de grandes empresas como Pixar, Disney o Dreamworks, siendo capaces de ofrecer una doble interpretación y que tanto adultos como niños pasen un buen rato, el mejor ejemplo de ello es "Shrek" (2001), que no solo obtuvo grandes críticas sino un descomunal éxito en taquilla. Sin embargo, parece que, en este modelo híbrido, la historia real es para los adultos y la de animación para los niños, siendo incapaces de conectar ambas.
Las acciones son extremadamente predecibles, y, más aun teniendo en cuenta que los personajes y sus formas de actuar son por todos conocidos, llegando, en ocasiones, a ser absurdas. Aunque no todo podría ser malo, ya que resulta original el guiño que se hace a algunos films conocidos, sobre todo por parte de ese público más adulto, como es "Space Jam", "Batman", "Frankestein" y "El Resplandor".
En definitiva: una trama aburrida, un intento de universo moderno, falta de cohesión y unos personajes muy queridos pero demasiado ancianos para estar haciendo de millenials.
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El regreso a las pantallas de la reconocida rivalidad entre Tom y Jerry llegaba de la mano de Warner Bros a la plataforma de streaming de Netflix en forma de largometraje, el segundo desde su última aparición en 1992, que debió ser la definitiva.
"Tom y Jerry" a cuyo título no han querido añadir más palabras ya que el resto de la parafernalia lo tiene el film en sí, narra las aventuras de ambos, después de que Jerry se mudase a un hotel en el que se celebra la boda del siglo. Ante la necesidad de sacar del lujoso edificio al ratón, Tom se convierte en el principal aliado para capturarle e intentar que todo salga bien.
La película, que se muestra en formato híbrido, es decir uniendo dibujos animados y acción real, lejos de marcarse un "Space Jam", en el que todo fluía con naturalidad, ha vuelto de manera desastrosa, no solo por una animación que parece descuidada sino por una historia nada atrayente para ningún tipo de público.
Lanzarse a realizar un largometraje de este estilo sabiendo el éxito que tuvieron este gato y ratón en su momento, y que siguen teniendo a través de la explotación de ese tipo de cortos antiguos, demuestran que, en ocasiones, modernizarse no significa ir por el buen camino, ya que ni a nivel estético ni la trama en sí consiguen el aprobado.
Las interpretaciones de los actores son extremadamente exageradas con diálogos demasiados explicativos. Por su parte, las animaciones pecan del mismo error, ya que utilizan nubes de pensamiento constantes que demuestran que: o bien se cree que el público no es capaz de entender lo que se quiere expresar, o que consideran que sus acciones necesitan un apoyo, porque no hablan por sí solas. Algo desconcertante es que en esos bocadillos no usen ni palabras ni onomatopeyas, sino emojis, ¿cómo es posible que un icono inanimado pueda expresar información, pero crean que no puede hacerlo un dibujo animado?
El problema no es que el largometraje sea híbrido y choque con el universo creado con Tom y Jerry que todo el mundo tiene en su imaginario, sino que visualmente no parece funcionar el diseño de la animación, que al no estar delineada a veces parece confundirse con los fondos y provoca incomodidad visual en el espectador.
Los dibujos animados se han ido desarrollando sobre todo en los últimos años y por parte, mayormente, de grandes empresas como Pixar, Disney o Dreamworks, siendo capaces de ofrecer una doble interpretación y que tanto adultos como niños pasen un buen rato, el mejor ejemplo de ello es "Shrek" (2001), que no solo obtuvo grandes críticas sino un descomunal éxito en taquilla. Sin embargo, parece que, en este modelo híbrido, la historia real es para los adultos y la de animación para los niños, siendo incapaces de conectar ambas.
Las acciones son extremadamente predecibles, y, más aun teniendo en cuenta que los personajes y sus formas de actuar son por todos conocidos, llegando, en ocasiones, a ser absurdas. Aunque no todo podría ser malo, ya que resulta original el guiño que se hace a algunos films conocidos, sobre todo por parte de ese público más adulto, como es "Space Jam", "Batman", "Frankestein" y "El Resplandor".
En definitiva: una trama aburrida, un intento de universo moderno, falta de cohesión y unos personajes muy queridos pero demasiado ancianos para estar haciendo de millenials.
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