Crítica: "Regreso a Hope Gap / Hope Gap", un dolor conocido
- por © NOTICINE.com
Por Eduardo Larrocha
"Yo he estado aquí antes... pero cuándo, yo no puedo decir...": Con estos versos de "Súbita Luz" del poeta y pintor prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti, comienza y termina "Regreso a Hope Gap / Hope Gap" (2019). La película, dirigida por el dramaturgo y cineasta William Nicholson, sitúa a los personajes en los acantilados del condado de Sussex que dan nombre a esta producción británica. El poema de Rossetti se escucha en la voz de Grace, tremenda Anette Benning, traductora literaria y dolorida protagonista que vuelve a los mares y paisajes de su infancia y se encuentra con la separación que le impone Edward, interpretado por Bill Nighy a quien recordamos, entre otros papeles, de viejo rockero en "Love Actually" o de sabio editor en "La librería".
Sabemos que el guionista cuenta en su personal relato el divorcio de sus padres ocurrido en su infancia. Nicholson es más conocido en Inglaterra como autor teatral y en el mundo del cine como guionista. Entre otras importantes películas firmó el guión de "Gladiator" y "Tierras de Penumbra" por las que fue nominado al Oscar.
Antes de ponerse a rodar "Regreso a Hope Gap / Hope Gap", el realizador llevó a las tablas londinenses la pieza de ecos autobiográficos, con la que luego construyó este guión que ha realizado más de veinte años después de "A la luz del fuego / Firelight" (1997), su otra película como director.
Un matrimonio que no funciona, un hombre que a sus setenta años descubre el amor, otro amor, y deja en el absoluto desconsuelo a su mujer, que además es ferviente católica y no admite la idea del divorcio. La visita del hijo Jamie (Joss O’Connor, alter ego del guionista director) lleva a Edward a poner las cartas sobre la mesa y provocar el desarrollo de este drama sobre la dureza de las separaciones. Ha habido unas cuantas películas sobre las dificultades para uno u otro miembro de la pareja o para ambos cuando se produce la ruptura. En "Kramer contra Kramer" (1979), vimos a un magnífico Dustin Hoffman frente a la no menos extraordinaria Meryl Streep. El año pasado Scarlett Johanson se separaba en la gran pantalla de Adam Driver en "Historia de un matrimonio / Marriage Story". Y -cómo no- Ingmar Bergman en "Secreto de un matrimonio" y en el guión de "Las mejores intenciones", que dirigió Bill August. El denominador común es siempre la crudeza de la separación.
Lo que hace singular al divorcio en "Regreso a Hope Gap / Hope Gap" son las décadas que lleva unida esta pareja septuagenaria. En este drama, Grace transita por esa experiencia tan dolorosa que la coloca en su límite existencial. No obstante la película pretende llevarla a descubrir que, si consigue superarlo, ese dolor la hará crecer ayudando a los que vienen detrás a tener esperanza. El hijo quiere salvar a su madre. Si ella toma una decisión irreversible él sabrá para siempre que ese dolor es insuperable.
La película llega a la gran pantalla después de varios retrasos para su estreno. Antes se pudo ver en el Festival de cine de Barcelona y ya se ha visto, al menos, en Gran Bretaña. Es un drama para digerirlo con calma. Su arquitectura narrativa no está construida para espectadores acostumbrados a los ritmos frenéticos del cine más comercial. Ahora se puede ver en las salas de cine con los aforos limitados de estos tiempos difíciles que las están dejando vacías.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.
"Yo he estado aquí antes... pero cuándo, yo no puedo decir...": Con estos versos de "Súbita Luz" del poeta y pintor prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti, comienza y termina "Regreso a Hope Gap / Hope Gap" (2019). La película, dirigida por el dramaturgo y cineasta William Nicholson, sitúa a los personajes en los acantilados del condado de Sussex que dan nombre a esta producción británica. El poema de Rossetti se escucha en la voz de Grace, tremenda Anette Benning, traductora literaria y dolorida protagonista que vuelve a los mares y paisajes de su infancia y se encuentra con la separación que le impone Edward, interpretado por Bill Nighy a quien recordamos, entre otros papeles, de viejo rockero en "Love Actually" o de sabio editor en "La librería".
Sabemos que el guionista cuenta en su personal relato el divorcio de sus padres ocurrido en su infancia. Nicholson es más conocido en Inglaterra como autor teatral y en el mundo del cine como guionista. Entre otras importantes películas firmó el guión de "Gladiator" y "Tierras de Penumbra" por las que fue nominado al Oscar.
Antes de ponerse a rodar "Regreso a Hope Gap / Hope Gap", el realizador llevó a las tablas londinenses la pieza de ecos autobiográficos, con la que luego construyó este guión que ha realizado más de veinte años después de "A la luz del fuego / Firelight" (1997), su otra película como director.
Un matrimonio que no funciona, un hombre que a sus setenta años descubre el amor, otro amor, y deja en el absoluto desconsuelo a su mujer, que además es ferviente católica y no admite la idea del divorcio. La visita del hijo Jamie (Joss O’Connor, alter ego del guionista director) lleva a Edward a poner las cartas sobre la mesa y provocar el desarrollo de este drama sobre la dureza de las separaciones. Ha habido unas cuantas películas sobre las dificultades para uno u otro miembro de la pareja o para ambos cuando se produce la ruptura. En "Kramer contra Kramer" (1979), vimos a un magnífico Dustin Hoffman frente a la no menos extraordinaria Meryl Streep. El año pasado Scarlett Johanson se separaba en la gran pantalla de Adam Driver en "Historia de un matrimonio / Marriage Story". Y -cómo no- Ingmar Bergman en "Secreto de un matrimonio" y en el guión de "Las mejores intenciones", que dirigió Bill August. El denominador común es siempre la crudeza de la separación.
Lo que hace singular al divorcio en "Regreso a Hope Gap / Hope Gap" son las décadas que lleva unida esta pareja septuagenaria. En este drama, Grace transita por esa experiencia tan dolorosa que la coloca en su límite existencial. No obstante la película pretende llevarla a descubrir que, si consigue superarlo, ese dolor la hará crecer ayudando a los que vienen detrás a tener esperanza. El hijo quiere salvar a su madre. Si ella toma una decisión irreversible él sabrá para siempre que ese dolor es insuperable.
La película llega a la gran pantalla después de varios retrasos para su estreno. Antes se pudo ver en el Festival de cine de Barcelona y ya se ha visto, al menos, en Gran Bretaña. Es un drama para digerirlo con calma. Su arquitectura narrativa no está construida para espectadores acostumbrados a los ritmos frenéticos del cine más comercial. Ahora se puede ver en las salas de cine con los aforos limitados de estos tiempos difíciles que las están dejando vacías.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.