Crítica: "Godzilla: El rey de los monstruos / Godzilla: The King of the Monsters", destrucción inacabable
- por © NOTICINE.com
Por Edurne Sarriegui
Godzilla, el kaiju japonés repescado por Hollywood, está de regreso para completar la acción del film del año 2014. El norteamericano Michael Dougherty dirige la nueva película que escribe junto a Zach Shield, repitiendo así la dupla que conformaron en "Krampus" (2015). La acción de "Godzilla: El rey de los monstruos / Godzilla: The King of the Monsters" transcurre cinco años después de la destrucción de San Francisco por parte de los monstruos. La secuela de destrucción que dejaron a su paso divide las opiniones de los poderes del planeta sobre su destrucción final o su conservación para mantener el equilibrio ecológico.
La situación originada por la intervención de un "ecoterrorista" en una de las bases de Monarch (la agencia creada para la defensa frente a los monstruos) propicia la reunión de la doctora Russel (Vera Farmiga) y su hija (Millie Bobby Brown) con su marido (Kyle Chandler), separados tras la pérdida de su hijo durante los ataques de cinco años atrás.
El planeta peligra debido a que una fuerza imparable parece alentar la reunión de todos los monstruos que se encuentran aletargados en distintos puntos de la Tierra, atraídos por el liderazgo de Godzilla, el superlagarto radioactivo.
Con la acción garantizada por las infinitas peleas de Godzilla y los mega-monstruos Mothra, Rodan y King Ghidora, el principal problema de la película es que la historia que tiene para contar es aburrida, increíble y además sobre explicada.
Los personajes humanos resultan totalmente carentes de interés en sus individualidades y en sus relaciones. Ni siquiera el drama familiar que se desarrolla paralelamente a la acción es mínimamente interesante. Aparte de tomar catastróficas decisiones, los personajes mantienen diálogos inverosímiles, basados en premisas científicas endebles, para explicar el comportamiento de las fantásticas criaturas. Eso, y poner cara de asombro ante el cariz que van tomando las cosas es todo su trabajo.
"Godzilla: Rey de los monstruos" no es mucho más que una sucesión de batallas que se desarrollan de país en país a lo largo y ancho del planeta. El CGI hace lo suyo para lograr escenas grandiosas que muestran el esplendor de los titanes. Pero no hay nada más, salvo un sutil mensaje sobre el peligro que implica todo lo foráneo.
Atronadora, intrincada, confusa e insulsa, hay que ser muy fanático de Godzilla, el kaiju más popular en Oriente y Occidente, para encontrar atractivo este film.
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Godzilla, el kaiju japonés repescado por Hollywood, está de regreso para completar la acción del film del año 2014. El norteamericano Michael Dougherty dirige la nueva película que escribe junto a Zach Shield, repitiendo así la dupla que conformaron en "Krampus" (2015). La acción de "Godzilla: El rey de los monstruos / Godzilla: The King of the Monsters" transcurre cinco años después de la destrucción de San Francisco por parte de los monstruos. La secuela de destrucción que dejaron a su paso divide las opiniones de los poderes del planeta sobre su destrucción final o su conservación para mantener el equilibrio ecológico.
La situación originada por la intervención de un "ecoterrorista" en una de las bases de Monarch (la agencia creada para la defensa frente a los monstruos) propicia la reunión de la doctora Russel (Vera Farmiga) y su hija (Millie Bobby Brown) con su marido (Kyle Chandler), separados tras la pérdida de su hijo durante los ataques de cinco años atrás.
El planeta peligra debido a que una fuerza imparable parece alentar la reunión de todos los monstruos que se encuentran aletargados en distintos puntos de la Tierra, atraídos por el liderazgo de Godzilla, el superlagarto radioactivo.
Con la acción garantizada por las infinitas peleas de Godzilla y los mega-monstruos Mothra, Rodan y King Ghidora, el principal problema de la película es que la historia que tiene para contar es aburrida, increíble y además sobre explicada.
Los personajes humanos resultan totalmente carentes de interés en sus individualidades y en sus relaciones. Ni siquiera el drama familiar que se desarrolla paralelamente a la acción es mínimamente interesante. Aparte de tomar catastróficas decisiones, los personajes mantienen diálogos inverosímiles, basados en premisas científicas endebles, para explicar el comportamiento de las fantásticas criaturas. Eso, y poner cara de asombro ante el cariz que van tomando las cosas es todo su trabajo.
"Godzilla: Rey de los monstruos" no es mucho más que una sucesión de batallas que se desarrollan de país en país a lo largo y ancho del planeta. El CGI hace lo suyo para lograr escenas grandiosas que muestran el esplendor de los titanes. Pero no hay nada más, salvo un sutil mensaje sobre el peligro que implica todo lo foráneo.
Atronadora, intrincada, confusa e insulsa, hay que ser muy fanático de Godzilla, el kaiju más popular en Oriente y Occidente, para encontrar atractivo este film.
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