Crítica: "Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel", chica superpoderosa
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Rolando Gallego
Mientras termina de ultimar detalles de la continuación de la saga Avatar, James Cameron (productor) se une a Robert Rodríguez (director) para adaptar el manga Gunmm, de Yukito Kishiro, en "Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel" (2019), una distopía de alto impacto visual que recupera la épica lucha entre el bien y el mal en un submundo dominado por ciborgs y maquinarias.
Una joven robot que debe asumir el desafío de conocer y conocerse en un universo plagado de villanos y especulaciones, de control y de sumisión, en una potente apuesta que no hace otra cosa que recuperar el mito de Frankenstein encarnado en Alita (Rosa Salazar), la niña que el doctor Dyson Ido (Christoph Waltz) rescata de un basurero y transforma en una poderosa guerrera. Acuciado por deudas, Ido asumirá el riesgo de encontrar al asesino de un grupo de mujeres y en el intento revelará a Alita un costado que desconoce, por lo que la joven decidirá asumir un rol en el juego entre el bien y el mal.
Así, entre la ternura del descubrimiento (escenas que la asemejan a "E.T. El extraterrestre"), y la aguerrida luchadora posterior, Rodríguez lee el manga original y lo reversiona sumando una mirada escéptica sobre el poder en directa sintonía con la era Trump. Pero de a poco "Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel" comienza a dejar de lado premisas iniciales (de los feminicidios del arranque nada más sabremos) y tiende un manto de oscuridad en lo poco luminoso que tenía esta fábula cyberpunk.
La pregunta que se desprende, de éste, y otras propuestas recientes, es el saber por qué en el último tiempo la ciencia ficción ha perdido su posibilidad de crear historias aspiracionales, en donde el futuro puede llegar a ser un espacio mejor y no un mero lugar de destrucción. Aquello que en un primer momento se mostraba como una historia de lucha para triunfar sobre el mal, comienza a dejar espacio a cierto culebrón al momento que Alita empieza a sentir deseo sobre Hugo (Keean Johnson), un joven que la ayudará a llegar a buen puerto, que impregna el relato de una sensibilidad innecesaria.
"Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel" se destaca cuando se libera de estructuras y juega, presentando ese sangriento deporte llamado Motorball (cualquier similitud con "Rollerball" es casual), planteando luchas dentro de un enorme videogame, o cuando Alita debe enfrentarse con los villanos de turno. La imaginación está puesta en la creación de cyborgs, poderosos monstruos, o simplemente el poder encarnado en alguna figura, puntos interesantes de la narración pero que pierden fuerza al ralentizar una historia vista con anterioridad y cuyo logro más importante es contar con un cast, que incluye a figuras como Jennifer Connelly y Mahershala Ali, que se anima a entrar a la historia sin impedir que la pirotecnia los aleje de sus personajes.
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Mientras termina de ultimar detalles de la continuación de la saga Avatar, James Cameron (productor) se une a Robert Rodríguez (director) para adaptar el manga Gunmm, de Yukito Kishiro, en "Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel" (2019), una distopía de alto impacto visual que recupera la épica lucha entre el bien y el mal en un submundo dominado por ciborgs y maquinarias.
Una joven robot que debe asumir el desafío de conocer y conocerse en un universo plagado de villanos y especulaciones, de control y de sumisión, en una potente apuesta que no hace otra cosa que recuperar el mito de Frankenstein encarnado en Alita (Rosa Salazar), la niña que el doctor Dyson Ido (Christoph Waltz) rescata de un basurero y transforma en una poderosa guerrera. Acuciado por deudas, Ido asumirá el riesgo de encontrar al asesino de un grupo de mujeres y en el intento revelará a Alita un costado que desconoce, por lo que la joven decidirá asumir un rol en el juego entre el bien y el mal.
Así, entre la ternura del descubrimiento (escenas que la asemejan a "E.T. El extraterrestre"), y la aguerrida luchadora posterior, Rodríguez lee el manga original y lo reversiona sumando una mirada escéptica sobre el poder en directa sintonía con la era Trump. Pero de a poco "Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel" comienza a dejar de lado premisas iniciales (de los feminicidios del arranque nada más sabremos) y tiende un manto de oscuridad en lo poco luminoso que tenía esta fábula cyberpunk.
La pregunta que se desprende, de éste, y otras propuestas recientes, es el saber por qué en el último tiempo la ciencia ficción ha perdido su posibilidad de crear historias aspiracionales, en donde el futuro puede llegar a ser un espacio mejor y no un mero lugar de destrucción. Aquello que en un primer momento se mostraba como una historia de lucha para triunfar sobre el mal, comienza a dejar espacio a cierto culebrón al momento que Alita empieza a sentir deseo sobre Hugo (Keean Johnson), un joven que la ayudará a llegar a buen puerto, que impregna el relato de una sensibilidad innecesaria.
"Alita: Angel de combate / La última guerrera / Battle Angel" se destaca cuando se libera de estructuras y juega, presentando ese sangriento deporte llamado Motorball (cualquier similitud con "Rollerball" es casual), planteando luchas dentro de un enorme videogame, o cuando Alita debe enfrentarse con los villanos de turno. La imaginación está puesta en la creación de cyborgs, poderosos monstruos, o simplemente el poder encarnado en alguna figura, puntos interesantes de la narración pero que pierden fuerza al ralentizar una historia vista con anterioridad y cuyo logro más importante es contar con un cast, que incluye a figuras como Jennifer Connelly y Mahershala Ali, que se anima a entrar a la historia sin impedir que la pirotecnia los aleje de sus personajes.
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