Crítica: "A ciegas / Bird Box" o la ceguera cinematográfica
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Por Pedro Paunero
Entre la avalancha de estrenos y opciones que Netflix ofrece para llegar a ser la plataforma número uno de entretenimiento, desplazando de manera contrarrestable como inevitable al cine, "A ciegas / Bird Box", dirigida por Susanne Bier (ganadora de un premio Óscar en 2011), y adaptada de una novela de Josh Malerman, se convirtió en la película más exitosa de la plataforma (aproximadamente 45 millones de usuarios la habrían visto), en su primera semana, aparte de haber generado retos y memes online.
Entre sus entusiastas se cuenta el novelista Stephen King, que acusa al conservadurismo de los críticos de cine, la tibieza de la mayoría de las reseñas dedicadas a la película y una natural resistencia al cambio (cine como inmueble contra cine en plataformas digitales) de parte de los mismos.
¿Realmente es "Bird Box" LA PELICULA a ver en Netflix? Cuenta la historia de un suceso inexplicable, la aparición a nivel planetario de presencias invisibles que provocan una ola masiva de suicidios que amenaza con despoblar la Tierra. Sólo las aves son capaces de presentir la cercanía de los entes y avisar de estas, a través de su anormal comportamiento, a las potenciales víctimas.
Malorie (Sandra Bullock), la madre de un niño (que responde genéricamente a la denominación de "niño", y carece de verdadero nombre, para mantener una cierta distancia con este y que adopta a una niña de la misma edad, la que, por supuesto, obedece al ser nombrada con el genérico "niña"), después de sobrevivir al encierro en una casa ajena (a la que ha llegado por necesidad), rodeada de desconocidos y a las amenazas del exterior (que finalmente se filtrarán en aquél recinto cerrado y la obliguen a huir con los dos niños), atiende, estúpidamente, a una transmisión lejana de radio, que bien podría ser falsa o no serlo, en la cual la invitan a acceder a un refugio seguro. La mujer tendrá que iniciar su odisea, angustiante por momentos, por ser precisamente esos niños con los que tiene que viajar por un río y sus rápidos, con los ojos vendados. Porque las entidades, aunque, incorpóreas, muestran espejismos, hermosas fantasmagorías, antes de inducir al suicido o al asesinato. Cine apocalíptico, en su más corriente expresión, ni más ni menos.
Repasemos un poco de historia del cine apocalíptico cuyos argumentos descansan en la ceguera. En el ejemplo más reciente "Un lugar en silencio" (A Quiet Place, John Krasinski; 2018), la invasión de ciertas criaturas, que responden al sonido, acaban con la humanidad. Un grupo de seres humanos deben luchar para sobrevivir manteniéndose así, precisamente, en silencio, mientras son asediados por dichas entidades. Pocos años antes M. Night Shyamalan, que hasta entonces había sido un digno émulo de Hitchcock (incluso imitando sus apariciones y cameos en sus propias películas) en "El fin de los tiempos" (The happening, 2007), había intentado pergeñar una metáfora apocalíptica, realmente inscrita en el subgénero del Ecoterror, en la cual los árboles, mediante una toxina diseminada por el viento, obliga a suicidarse a la población. El resultado fue una de sus peores películas. Es inevitable encontrar lazos comunes entre "Un lugar en silencio", "El fin de los tiempos" y "Bird Box", ya que, como reza el proverbio latino "No hay nada nuevo bajo el sol".
Fernando Meirelles, en 2008, había adaptado la novela "Ensayo sobre la ceguera" (publicado en 1995), del renuente Premio Nobel de Literatura, el portugués José Saramago, con el título de "Ceguera" (Blindness). Tanto la metáfora de Saramago como la de Shyamalan, al igual que el ataque de los pájaros de Alfred Hithcock en "Los pájaros" (The Birds, 1963), evaden inteligentemente la fácil explicación de Ciencia Ficción que tendría en la venganza de la naturaleza (ya sea debida a la contaminación, las pruebas nucleares o la creación de nuevos virus como armas biológicas) el origen de sus amenazantes tramas, lo que eleva al terreno de lo intemporal la cinta clásica de Hitchcock y habría resultado en películas de mayor calidad, en el caso de "El fin de los tiempos" tanto en "Ceguera", de haber aprendido algo, sus realizadores, del Maestro del Suspenso.
Tanto la pintura "La parábola de los ciegos" de Peter Brueghel, el viejo (1568), y el cuento de terror psicológico "El país de los ciegos" (que alude al dicho: "En el país de los ciegos el tuerto es rey"), de H. G. Wells (publicado en 1904), tratan sobre la condición humana, mientras que la novela "El día de los trífidos" (publicada en 1951) del británico John Wyndham, aborda una catástrofe en el más puro estilo de la evasión literaria y cuyo gran inicio destaca el historiador de la ciencia ficción David Pringle como uno de los "mejores ganchos de la ficción popular", de la siguiente manera:
"El héroe despierta en un hospital, con los ojos vendados, después de una pequeña operación. Sabe que es miércoles, pero, extrañamente, faltan los ruidos propios de un día laborable; no oye el tránsito habitual, sino sólo un extraño arrastrar de pies y un ocasional grito humano. Finalmente, se arranca el vendaje para descubrir que casi todo el mundo, excepto él, se ha vuelto ciego".
En este momento de debilidad humana, el personaje descubre que la Tierra ha sido tomada por los trífidos, plantas ambulatorias, tal vez de origen extraterrestre, cultivadas por su valioso aceite, capaces de atacar con sus zarcillos venenosos que, de no mediar la catástrofe de ceguera, no habrían podido adueñarse del planeta. La novela fue adaptada por primera vez en 1962, en una olvidable, como olvidada, película dirigida por Freddie Francis y Steve Sekely y en una miniserie televisiva del año 2009, dirigida por Nick Copus, en la cual el motivo del cultivo de los trífidos, era actualizado, y su aceite literario reemplazado por su condición de biocombustibles.
"Bird Box", pues, carece tanto de originalidad temática (la ceguera), como de desarrollo argumental, el encierro de un grupo pequeño de personas, amenazados por una presencia externa, ha sido repetida hasta la saciedad, pasando por películas del género Western –véase "High Noon", clásico de Fred Zinnemann del año 1952-, incluyendo la infinidad de películas de zombis –reemplazados en este caso por los entes invisibles-, hasta el "Alien, el octavo pasajero" de Ridley Scott, o el viaje por motivos de supervivencia, aparecido ya en la antiquísima "Epopeya de Gilgamesh", pasando por el viaje de Frodo y Sam, los personajes de la saga Mad Max hasta el dúo padre-hijo de la novela, premio Pulitzer, de Cormac McCarthy (publicada el año 2006), con su adaptación "The Road", dirigida por John Hillcoat en 2009.
Película con un final predecible, "Bird Box" es entretenimiento de fin de semana, con ninguna escena realmente terrorífica (¿qué está haciendo aquí John Malkovich?), que apuesta a un público masivo y lo logra. El primer gran éxito de la plataforma Netflix, que apunta ya hacia su futuro como opción imbatible, entre los grandes hitos de la era del internet.
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Entre la avalancha de estrenos y opciones que Netflix ofrece para llegar a ser la plataforma número uno de entretenimiento, desplazando de manera contrarrestable como inevitable al cine, "A ciegas / Bird Box", dirigida por Susanne Bier (ganadora de un premio Óscar en 2011), y adaptada de una novela de Josh Malerman, se convirtió en la película más exitosa de la plataforma (aproximadamente 45 millones de usuarios la habrían visto), en su primera semana, aparte de haber generado retos y memes online.
Entre sus entusiastas se cuenta el novelista Stephen King, que acusa al conservadurismo de los críticos de cine, la tibieza de la mayoría de las reseñas dedicadas a la película y una natural resistencia al cambio (cine como inmueble contra cine en plataformas digitales) de parte de los mismos.
¿Realmente es "Bird Box" LA PELICULA a ver en Netflix? Cuenta la historia de un suceso inexplicable, la aparición a nivel planetario de presencias invisibles que provocan una ola masiva de suicidios que amenaza con despoblar la Tierra. Sólo las aves son capaces de presentir la cercanía de los entes y avisar de estas, a través de su anormal comportamiento, a las potenciales víctimas.
Malorie (Sandra Bullock), la madre de un niño (que responde genéricamente a la denominación de "niño", y carece de verdadero nombre, para mantener una cierta distancia con este y que adopta a una niña de la misma edad, la que, por supuesto, obedece al ser nombrada con el genérico "niña"), después de sobrevivir al encierro en una casa ajena (a la que ha llegado por necesidad), rodeada de desconocidos y a las amenazas del exterior (que finalmente se filtrarán en aquél recinto cerrado y la obliguen a huir con los dos niños), atiende, estúpidamente, a una transmisión lejana de radio, que bien podría ser falsa o no serlo, en la cual la invitan a acceder a un refugio seguro. La mujer tendrá que iniciar su odisea, angustiante por momentos, por ser precisamente esos niños con los que tiene que viajar por un río y sus rápidos, con los ojos vendados. Porque las entidades, aunque, incorpóreas, muestran espejismos, hermosas fantasmagorías, antes de inducir al suicido o al asesinato. Cine apocalíptico, en su más corriente expresión, ni más ni menos.
Repasemos un poco de historia del cine apocalíptico cuyos argumentos descansan en la ceguera. En el ejemplo más reciente "Un lugar en silencio" (A Quiet Place, John Krasinski; 2018), la invasión de ciertas criaturas, que responden al sonido, acaban con la humanidad. Un grupo de seres humanos deben luchar para sobrevivir manteniéndose así, precisamente, en silencio, mientras son asediados por dichas entidades. Pocos años antes M. Night Shyamalan, que hasta entonces había sido un digno émulo de Hitchcock (incluso imitando sus apariciones y cameos en sus propias películas) en "El fin de los tiempos" (The happening, 2007), había intentado pergeñar una metáfora apocalíptica, realmente inscrita en el subgénero del Ecoterror, en la cual los árboles, mediante una toxina diseminada por el viento, obliga a suicidarse a la población. El resultado fue una de sus peores películas. Es inevitable encontrar lazos comunes entre "Un lugar en silencio", "El fin de los tiempos" y "Bird Box", ya que, como reza el proverbio latino "No hay nada nuevo bajo el sol".
Fernando Meirelles, en 2008, había adaptado la novela "Ensayo sobre la ceguera" (publicado en 1995), del renuente Premio Nobel de Literatura, el portugués José Saramago, con el título de "Ceguera" (Blindness). Tanto la metáfora de Saramago como la de Shyamalan, al igual que el ataque de los pájaros de Alfred Hithcock en "Los pájaros" (The Birds, 1963), evaden inteligentemente la fácil explicación de Ciencia Ficción que tendría en la venganza de la naturaleza (ya sea debida a la contaminación, las pruebas nucleares o la creación de nuevos virus como armas biológicas) el origen de sus amenazantes tramas, lo que eleva al terreno de lo intemporal la cinta clásica de Hitchcock y habría resultado en películas de mayor calidad, en el caso de "El fin de los tiempos" tanto en "Ceguera", de haber aprendido algo, sus realizadores, del Maestro del Suspenso.
Tanto la pintura "La parábola de los ciegos" de Peter Brueghel, el viejo (1568), y el cuento de terror psicológico "El país de los ciegos" (que alude al dicho: "En el país de los ciegos el tuerto es rey"), de H. G. Wells (publicado en 1904), tratan sobre la condición humana, mientras que la novela "El día de los trífidos" (publicada en 1951) del británico John Wyndham, aborda una catástrofe en el más puro estilo de la evasión literaria y cuyo gran inicio destaca el historiador de la ciencia ficción David Pringle como uno de los "mejores ganchos de la ficción popular", de la siguiente manera:
"El héroe despierta en un hospital, con los ojos vendados, después de una pequeña operación. Sabe que es miércoles, pero, extrañamente, faltan los ruidos propios de un día laborable; no oye el tránsito habitual, sino sólo un extraño arrastrar de pies y un ocasional grito humano. Finalmente, se arranca el vendaje para descubrir que casi todo el mundo, excepto él, se ha vuelto ciego".
En este momento de debilidad humana, el personaje descubre que la Tierra ha sido tomada por los trífidos, plantas ambulatorias, tal vez de origen extraterrestre, cultivadas por su valioso aceite, capaces de atacar con sus zarcillos venenosos que, de no mediar la catástrofe de ceguera, no habrían podido adueñarse del planeta. La novela fue adaptada por primera vez en 1962, en una olvidable, como olvidada, película dirigida por Freddie Francis y Steve Sekely y en una miniserie televisiva del año 2009, dirigida por Nick Copus, en la cual el motivo del cultivo de los trífidos, era actualizado, y su aceite literario reemplazado por su condición de biocombustibles.
"Bird Box", pues, carece tanto de originalidad temática (la ceguera), como de desarrollo argumental, el encierro de un grupo pequeño de personas, amenazados por una presencia externa, ha sido repetida hasta la saciedad, pasando por películas del género Western –véase "High Noon", clásico de Fred Zinnemann del año 1952-, incluyendo la infinidad de películas de zombis –reemplazados en este caso por los entes invisibles-, hasta el "Alien, el octavo pasajero" de Ridley Scott, o el viaje por motivos de supervivencia, aparecido ya en la antiquísima "Epopeya de Gilgamesh", pasando por el viaje de Frodo y Sam, los personajes de la saga Mad Max hasta el dúo padre-hijo de la novela, premio Pulitzer, de Cormac McCarthy (publicada el año 2006), con su adaptación "The Road", dirigida por John Hillcoat en 2009.
Película con un final predecible, "Bird Box" es entretenimiento de fin de semana, con ninguna escena realmente terrorífica (¿qué está haciendo aquí John Malkovich?), que apuesta a un público masivo y lo logra. El primer gran éxito de la plataforma Netflix, que apunta ya hacia su futuro como opción imbatible, entre los grandes hitos de la era del internet.
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