Crítica: "Mujer Maravilla / Wonder Woman", una entre las maravillas
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Benjamín Harguindey
Luego de más de 20 años de idas y venidas en una de las producciones cinematográficas más obstaculizadas de los tiempos modernos, el hecho de que se estrene "Mujer Maravilla / Wonder Woman" (2017) es un logro de por sí solo. He aquí la primera película de la superheroína más icónica de los cómics y la televisión hecha por Patty Jenkins, la primera mujer en dirigir una película de superhéroes.
Lo que debería ser un suceso histórico es más bien un engranaje en la maquinaria del “universo expandido” de DC: la película posee suficiente frescura, reveses y elementos exóticos como para destacarse dentro de lo que es el gran “más de lo mismo” del cine de superhéroes, pero parece una oportunidad desperdiciada el hecho de que la trama de "Mujer Maravilla" apenas roce la temática de feminismo con la que se asocia al personaje (en parte porque su heroína apenas es expuesta a él).
La premisa es la siguiente: un reino de guerreras amazonas sobrevive escondido del resto de la humanidad desde tiempos inmemoriales en una isla mágica hasta que, de casualidad, el soldado Steve Trevor (Chris Pine) naufraga en sus orillas, conmueve a la Princesa Diana (Gal Gadot) con historias de guerra y ambos regresan al mundo real para continuar peleando.
La guerra es la Gran Guerra, posteriormente la I Guerra Mundial, la cual suele ser ignorada por el cine porque es más difícil distinguir entre buenos y malos que en la Segunda, aunque en esta película no es problema (“Yo soy el bueno, ellos son los malos”, dice el yanqui Trevor señalando el ejército alemán que lo persigue). Irónicamente la ambigüedad del bien y el mal termina siendo el tema central de la historia. Son los últimos días de la guerra y se está por firmar el armisticio, pero el maníaco General Ludendorff (Danny Huston) planea decimar las fuerzas aliadas con un gas mortífero desarrollado por la Dra. Maru (Elena Anaya).
Lo interesante de la película es que Diana (jamás es referida como ‘Mujer Maravilla’) ha tomado las historias de su madre Hipólita (Connie Nielsen) y tía Antíope (Robin Wright) a pie de la letra y ha entrenado toda su vida anticipando el retorno de Ares, el mítico dios de la guerra. Cuando el extranjero Trevor le describe los horrores de la Gran Guerra, Diana queda convencida de que su misión es encontrar y derrotar a Ares en persona, como si el mal pudiera ser adjudicado a una única entidad y arrancado de raíz definitivamente.
La trama pues está dispuesta para que el mundo que Diana descubre choque con el mundo en el que Diana cree, y que en el clímax de la historia enfrente la decepción. Es una estructura inusual para una película de superhéroes, en las que el alter ego heroico suele ser una reacción a un trauma que pone en juego sus valores y motiva la defensa exagerada de valores opuestos. Aquí en cambio se invierte la fórmula: Diana ya es una superheroína cuando empieza la historia, y su aventura la llevará a cuestionar sus valores en vez de reafirmarlos.
Gal Gadot puede o no ser la mejor elección para interpretar a la Mujer Maravilla. A veces parece más una modelo de pasarela (como cuando desfila por la infame Tierra de Nadie mientras llueven balas y misiles alrededor suyo, con lujo de cámara lenta y lo que debe ser un gigantesco ventilador de piso a un costado) que una auténtica guerrera como el resto de las amazonas que habitan Temiscira. Pero la actriz es creíblemente naif. Su comportamiento es auténticamente alienígena entre el resto de los personajes, y su inevitable romance con el carismático Trevor es una parte intrínseca de su desarrollo como personaje en vez de ser un plus de sabor para el trailer.
La conclusión de la película requiere que Diana invoque el poder del amor a gritos y que su razonamiento maniqueo sobre la naturaleza del bien y el mal sea en parte validado. Mujer Maravilla está repleta de oportunidades fallidas por el estilo, pero no deja de ser una película entretenida, balanceando correctamente el humor y la seriedad, y con una energía más sincera, sentida y simpática que sus pares. De lo mejor que DC ha creado en sus atolondrados intentos por imitar el modelo de Marvel...
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Luego de más de 20 años de idas y venidas en una de las producciones cinematográficas más obstaculizadas de los tiempos modernos, el hecho de que se estrene "Mujer Maravilla / Wonder Woman" (2017) es un logro de por sí solo. He aquí la primera película de la superheroína más icónica de los cómics y la televisión hecha por Patty Jenkins, la primera mujer en dirigir una película de superhéroes.
Lo que debería ser un suceso histórico es más bien un engranaje en la maquinaria del “universo expandido” de DC: la película posee suficiente frescura, reveses y elementos exóticos como para destacarse dentro de lo que es el gran “más de lo mismo” del cine de superhéroes, pero parece una oportunidad desperdiciada el hecho de que la trama de "Mujer Maravilla" apenas roce la temática de feminismo con la que se asocia al personaje (en parte porque su heroína apenas es expuesta a él).
La premisa es la siguiente: un reino de guerreras amazonas sobrevive escondido del resto de la humanidad desde tiempos inmemoriales en una isla mágica hasta que, de casualidad, el soldado Steve Trevor (Chris Pine) naufraga en sus orillas, conmueve a la Princesa Diana (Gal Gadot) con historias de guerra y ambos regresan al mundo real para continuar peleando.
La guerra es la Gran Guerra, posteriormente la I Guerra Mundial, la cual suele ser ignorada por el cine porque es más difícil distinguir entre buenos y malos que en la Segunda, aunque en esta película no es problema (“Yo soy el bueno, ellos son los malos”, dice el yanqui Trevor señalando el ejército alemán que lo persigue). Irónicamente la ambigüedad del bien y el mal termina siendo el tema central de la historia. Son los últimos días de la guerra y se está por firmar el armisticio, pero el maníaco General Ludendorff (Danny Huston) planea decimar las fuerzas aliadas con un gas mortífero desarrollado por la Dra. Maru (Elena Anaya).
Lo interesante de la película es que Diana (jamás es referida como ‘Mujer Maravilla’) ha tomado las historias de su madre Hipólita (Connie Nielsen) y tía Antíope (Robin Wright) a pie de la letra y ha entrenado toda su vida anticipando el retorno de Ares, el mítico dios de la guerra. Cuando el extranjero Trevor le describe los horrores de la Gran Guerra, Diana queda convencida de que su misión es encontrar y derrotar a Ares en persona, como si el mal pudiera ser adjudicado a una única entidad y arrancado de raíz definitivamente.
La trama pues está dispuesta para que el mundo que Diana descubre choque con el mundo en el que Diana cree, y que en el clímax de la historia enfrente la decepción. Es una estructura inusual para una película de superhéroes, en las que el alter ego heroico suele ser una reacción a un trauma que pone en juego sus valores y motiva la defensa exagerada de valores opuestos. Aquí en cambio se invierte la fórmula: Diana ya es una superheroína cuando empieza la historia, y su aventura la llevará a cuestionar sus valores en vez de reafirmarlos.
Gal Gadot puede o no ser la mejor elección para interpretar a la Mujer Maravilla. A veces parece más una modelo de pasarela (como cuando desfila por la infame Tierra de Nadie mientras llueven balas y misiles alrededor suyo, con lujo de cámara lenta y lo que debe ser un gigantesco ventilador de piso a un costado) que una auténtica guerrera como el resto de las amazonas que habitan Temiscira. Pero la actriz es creíblemente naif. Su comportamiento es auténticamente alienígena entre el resto de los personajes, y su inevitable romance con el carismático Trevor es una parte intrínseca de su desarrollo como personaje en vez de ser un plus de sabor para el trailer.
La conclusión de la película requiere que Diana invoque el poder del amor a gritos y que su razonamiento maniqueo sobre la naturaleza del bien y el mal sea en parte validado. Mujer Maravilla está repleta de oportunidades fallidas por el estilo, pero no deja de ser una película entretenida, balanceando correctamente el humor y la seriedad, y con una energía más sincera, sentida y simpática que sus pares. De lo mejor que DC ha creado en sus atolondrados intentos por imitar el modelo de Marvel...
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