Crítica: "Escuadrón Suicida/ Suicide Squad", el violento reino de la confusión
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Por Edurne Sarriegui
"Escuadrón Suicida/ Suicide Squad" es la tercera película consecutiva del Universo Cinematográfico DC Comics después de "El hombre de acero/ Man of Steel" (2013) y "Batman vs Superman: El amanecer de la justicia/ Batman vs Superman: El origen de la justicia/ Batman vs. Superman: Dawn of Justice" (2016). Con guion y dirección de David Ayer, esta nueva entrega tiene como protagonistas a un grupo de villanos o antihéroes al servicio del gobierno de los Estados Unidos para combatir el mal (o el peor).
La Secretaria de Seguridad de los Estados Unidos busca la aprobación de su gobierno para crear un equipo de supervillanos -seleccionados entre aquellos que se encuentran prisioneros a consecuencia de sus fechorías- para enfrentar, llegado el caso, a algún superhéroe que pudiera surgir con valores distintos a los de dicho país. Y así, sin ninguna amenaza definida, se aprueba la formación del grupo compuesto por malvados con algún poder o habilidad que se avienen a enfrentar misiones riesgosas a cambio de reducciones en sus penas. Pero claro, si la oferta es de diez años de reducción de una pena de tres cadenas perpetuas -como aclara uno de los personajes- no se entiende muy bien cuál es la motivación de individuos de semejante ralea para aceptar el trato. Una vez que surge la amenaza tampoco queda muy claro cuál es su procedencia ni sus intenciones salvo un genérico "dominar el universo". Este es el primer problema, que no el único, de la propuesta de Ayer, la confusión o la falta de explicaciones.
Cualquier espectador –sea o no fanático- que tenga alguna mínima referencia sobre las películas de superhéroes sabe lo que puede esperar de ellas. Nadie supone que habrá grandes novedades en las líneas argumentales que suelen ser reiteradas. El enfrentamiento entre héroes y villanos, que en principio suele desfavorecer a los buenos para después inclinar la balanza a su favor, suele estar justificado por una serie de motivaciones que, por más disparatadas o inverosímiles que puedan parecer en la vida real, encuentran explicaciones razonables en su universo propio. Pues bien, esas justificaciones están ausentes en "Escuadrón suicida/ Suicide Squad".
La lógica del género se rompe y la trama nunca llega a ofrecer puntos de interés. Salvo Deadshot (Will Smith) y la doctora Harley Quinn (Margot Robbie) que tienen un mínimo de desarrollo, los personajes son esquemáticos y en algunos casos ni siquiera se entiende bien para qué están, salvo para ocupar minutos de metraje. ¿O será que simplemente se están presentando como anticipo o "teaser" de futuros films?
El personaje de la doctora Quinn, una psiquiatra con bate de beisbol, más trastornada que cualquiera de sus pacientes, es el que aporta alguno de los escasos buenos momentos del film y, junto a alguna de las caracterizaciones, es lo más rescatable.
A pesar de contar con un elenco estelar y extenso y un presupuesto alto, el resultado es aburrido y caótico. La fórmula se malogra saturada de clichés, intentos de humor que no funcionan, sobrepoblación de protagonistas que no llegan ni siquiera a mostrar sus poderes y una trama predecible que no provoca el más mínimo interés. Parece mucha inversión para obtener tan poco. Va a hacer falta un poco más de imaginación para seguir presentando al público más historias de superhéroes, que en los próximos años y si alguien no lo remedia, nos quedan demasiadas, entre secuelas y nuevas incorporaciones a este loco enfrentamiento entre Marvel-Disney y DC Comics-Warner.
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"Escuadrón Suicida/ Suicide Squad" es la tercera película consecutiva del Universo Cinematográfico DC Comics después de "El hombre de acero/ Man of Steel" (2013) y "Batman vs Superman: El amanecer de la justicia/ Batman vs Superman: El origen de la justicia/ Batman vs. Superman: Dawn of Justice" (2016). Con guion y dirección de David Ayer, esta nueva entrega tiene como protagonistas a un grupo de villanos o antihéroes al servicio del gobierno de los Estados Unidos para combatir el mal (o el peor).
La Secretaria de Seguridad de los Estados Unidos busca la aprobación de su gobierno para crear un equipo de supervillanos -seleccionados entre aquellos que se encuentran prisioneros a consecuencia de sus fechorías- para enfrentar, llegado el caso, a algún superhéroe que pudiera surgir con valores distintos a los de dicho país. Y así, sin ninguna amenaza definida, se aprueba la formación del grupo compuesto por malvados con algún poder o habilidad que se avienen a enfrentar misiones riesgosas a cambio de reducciones en sus penas. Pero claro, si la oferta es de diez años de reducción de una pena de tres cadenas perpetuas -como aclara uno de los personajes- no se entiende muy bien cuál es la motivación de individuos de semejante ralea para aceptar el trato. Una vez que surge la amenaza tampoco queda muy claro cuál es su procedencia ni sus intenciones salvo un genérico "dominar el universo". Este es el primer problema, que no el único, de la propuesta de Ayer, la confusión o la falta de explicaciones.
Cualquier espectador –sea o no fanático- que tenga alguna mínima referencia sobre las películas de superhéroes sabe lo que puede esperar de ellas. Nadie supone que habrá grandes novedades en las líneas argumentales que suelen ser reiteradas. El enfrentamiento entre héroes y villanos, que en principio suele desfavorecer a los buenos para después inclinar la balanza a su favor, suele estar justificado por una serie de motivaciones que, por más disparatadas o inverosímiles que puedan parecer en la vida real, encuentran explicaciones razonables en su universo propio. Pues bien, esas justificaciones están ausentes en "Escuadrón suicida/ Suicide Squad".
La lógica del género se rompe y la trama nunca llega a ofrecer puntos de interés. Salvo Deadshot (Will Smith) y la doctora Harley Quinn (Margot Robbie) que tienen un mínimo de desarrollo, los personajes son esquemáticos y en algunos casos ni siquiera se entiende bien para qué están, salvo para ocupar minutos de metraje. ¿O será que simplemente se están presentando como anticipo o "teaser" de futuros films?
El personaje de la doctora Quinn, una psiquiatra con bate de beisbol, más trastornada que cualquiera de sus pacientes, es el que aporta alguno de los escasos buenos momentos del film y, junto a alguna de las caracterizaciones, es lo más rescatable.
A pesar de contar con un elenco estelar y extenso y un presupuesto alto, el resultado es aburrido y caótico. La fórmula se malogra saturada de clichés, intentos de humor que no funcionan, sobrepoblación de protagonistas que no llegan ni siquiera a mostrar sus poderes y una trama predecible que no provoca el más mínimo interés. Parece mucha inversión para obtener tan poco. Va a hacer falta un poco más de imaginación para seguir presentando al público más historias de superhéroes, que en los próximos años y si alguien no lo remedia, nos quedan demasiadas, entre secuelas y nuevas incorporaciones a este loco enfrentamiento entre Marvel-Disney y DC Comics-Warner.
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