Crítica: "Angry Birds", la fuerza de la ira
- por © EscribiendoCine-NOTICINE.com
Por Rolando Gallego
Estamos ante una sorpresa doblemente grata: En primera instancia "Angry Birds-La película / Angry Birds-The Movie" (2016), que esta semana se estrena en un buen número de países, incluidos Argentina y España, y la próxima en México y EEUU, lleva a la pantalla grande el famoso juego de Rovio de una manera completamente novedosa, por otro lado, lo hace con un guión brillante en el que las múltiples referencias a la cultura popular construyen una de las comedias más divertidas de los últimos tiempos.
El juego les ofrece a los directores Fergal Reilly y Clay Kaytis un sinfín de personajes, apoyándose en la necesidad de hacer terapia del enojo del personaje principal Red (Jason Sudeikis en la versión en inglés), un megalómano y egoísta, ermitaño y solitario pájaro, para construir una narración espasmódica en la que no da tiempo para la transición entre bromas y gags visuales.
Red tiene que lograr mantener su ira a fuerza de un castigo que consiste en hacer terapia para el enojo junto a la instructora Matilda (Maya Rudolph), una excéntrica y “volada” mujer, que mediante ejercicios termina por introducirlo en un micro universo en el que se pone en contacto con nuevos amigos. En la terapia conoce a Chuck (Josh Gad), el veloz pájaro amarillo, hiperquinético, capaz de meterse en los problemas más estúpidos, a Bomb (Danny McBride), un “explosivo” pájaro que debe contener su ira para no hacer volar todo, y a Terence (Sean Penn), un gigantesco pájaro que asusta de solo verlo. La llegada inesperada de Leonard (Bill Hader), el rey de los cerdos y su séquito, lo hará salir de su ostracismo y demostrar el siniestro plan para robar los huevos de los pájaros que los porcinos tienen detrás de su fachada.
Así "Angry Birds" construye su narración, en un derrotero de bromas escatológicas, chistes, referencias múltiples a la cultura popular, y la intención de armar un discurso para grandes y chicos escapando de los lugares comunes.
Si uno pensaba que iba a ver una puesta en escena del juego que catapultó a la fama a los pequeños pájaros enojados, asiste a algo completamente diferente, y justamente en ese cambio de perspectiva, aun conservando ciertos elementos del juego, es en donde el film sale ganando. En la versión original las voces de los actores otorga un verosímil único.
"Angry Birds" es la propuesta animada para que los más pequeños salgan del cine felices de ver a los pájaros enojados en su debut en la pantalla grande, y para que los más grandes recuperen música, menciones, y referencias pop a partir de la imparable avalancha de bromas y gags que componen al film.
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Estamos ante una sorpresa doblemente grata: En primera instancia "Angry Birds-La película / Angry Birds-The Movie" (2016), que esta semana se estrena en un buen número de países, incluidos Argentina y España, y la próxima en México y EEUU, lleva a la pantalla grande el famoso juego de Rovio de una manera completamente novedosa, por otro lado, lo hace con un guión brillante en el que las múltiples referencias a la cultura popular construyen una de las comedias más divertidas de los últimos tiempos.
El juego les ofrece a los directores Fergal Reilly y Clay Kaytis un sinfín de personajes, apoyándose en la necesidad de hacer terapia del enojo del personaje principal Red (Jason Sudeikis en la versión en inglés), un megalómano y egoísta, ermitaño y solitario pájaro, para construir una narración espasmódica en la que no da tiempo para la transición entre bromas y gags visuales.
Red tiene que lograr mantener su ira a fuerza de un castigo que consiste en hacer terapia para el enojo junto a la instructora Matilda (Maya Rudolph), una excéntrica y “volada” mujer, que mediante ejercicios termina por introducirlo en un micro universo en el que se pone en contacto con nuevos amigos. En la terapia conoce a Chuck (Josh Gad), el veloz pájaro amarillo, hiperquinético, capaz de meterse en los problemas más estúpidos, a Bomb (Danny McBride), un “explosivo” pájaro que debe contener su ira para no hacer volar todo, y a Terence (Sean Penn), un gigantesco pájaro que asusta de solo verlo. La llegada inesperada de Leonard (Bill Hader), el rey de los cerdos y su séquito, lo hará salir de su ostracismo y demostrar el siniestro plan para robar los huevos de los pájaros que los porcinos tienen detrás de su fachada.
Así "Angry Birds" construye su narración, en un derrotero de bromas escatológicas, chistes, referencias múltiples a la cultura popular, y la intención de armar un discurso para grandes y chicos escapando de los lugares comunes.
Si uno pensaba que iba a ver una puesta en escena del juego que catapultó a la fama a los pequeños pájaros enojados, asiste a algo completamente diferente, y justamente en ese cambio de perspectiva, aun conservando ciertos elementos del juego, es en donde el film sale ganando. En la versión original las voces de los actores otorga un verosímil único.
"Angry Birds" es la propuesta animada para que los más pequeños salgan del cine felices de ver a los pájaros enojados en su debut en la pantalla grande, y para que los más grandes recuperen música, menciones, y referencias pop a partir de la imparable avalancha de bromas y gags que componen al film.
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