Crítica: "La habitación / Room", la relación madre-hijo desde la caverna
- por © Correcamara.com-NOTICINE.com
Por Hugo Lara Chávez
Uno de las grandes aciertos de "La habitación / Room" (2015) consiste en elegir el punto de vista de un niño de cinco años para narrar un angustioso thriller, lo que le confiere una textura fresca que sorprende y conmueve profundamente. A medio camino, la película se convierte en un drama intimista sobre el amor de una madre y su pequeño hijo, una relación estrecha que se origina en condiciones insospechadas. Este film del irlandés Lenny Abrahamson (“Garage”, 2007; “Frank”, 2014) viene pisando fuerte en varios festivales y ya le ha dado reconocimientos importantes a sus participantes, incluyendo un Globo de Oro (premio de dudoso valor) a su actriz protagonista, Brie Larson, y cuatro nominaciones al Oscar, en las categorías de mejor película, director, actriz y guión adaptado.
La historia está basada en la novela y guión de Emma Donoghue. Comienza el día en que el pequeño Jack (Jacob Tremblay) cumple cinco años y su madre Jolie (Brie Larson) lo celebra entusiasmada con un intento de pastel decepcionante, sin velas ni betún. Jack y su madre viven en una pequeña y caótica habitación, donde el pequeño juega o ve televisión, mientras la madre cocina, convive con su hijo de larga cabellera y espera la noche para acostar al pequeño en su cama dentro del clóset. Cuando él está allí, supuestamente dormido, el viejo Nick (Sean Bridgers) visita a su madre, a quien ha mantenido secuestrada por siete años. Para Jack, el mundo se reduce a esas cuatro paredes, donde cada objeto tiene un nombre propio y un lugar en armonía con lo demás. Pero esa circunstancia cambia cuando su madre se da cuenta que es el momento de hacerle saber la verdad para escapar de allí.
La historia recuerda inevitablemente a horrorosos casos reales como el del monstruo de Amstetten en Austria, el de Marc Dutroux en Bélgica, de Brian David Mitchell o Phillip Garrido en Estados Unidos, cuyas víctimas estuvieron por años cautivas y sometidas a abusos y vejaciones espeluznantes. En "La habitación / Room" se alude a esos casos y, quizás en forma metafórica, a la alegoría de la caverna de Platón.
La película está dividida claramente en dos bloques. En el primero de ellos, las acciones suceden en la habitación hermética, con un tragaluz en el techo, el único contacto que los dos cautivos tienen con el exterior y que sólo les permite ver el cielo y, ocasionalmente, la hoja seca de un árbol. Este reducido espacio es el hábitat natural del niño, donde se ha criado sin remedio y por tanto sin discusión y casi sin cuestionamientos. El guionista y el director agotan inteligentemente el thriller sobre el secuestro, a diferencia de films que se mantienen hasta el final en esa línea, como "The Captive" (Atom Egoyan, 2014). Así, en el segundo tramo de “La habitación”, ocurre un giro de 180 grados que se centra en la nueva relación entre madre e hijo, a partir del escape. Su libertad se vuelve contra ellos y su angustia tiene que encontrar un antídoto para el que no estaban preparados.
“La habitación” está soportada en la buena actuación de Brie Larson pero sobre todo del pequeño Jacob Tremblay, enternecedor y convincente, dirigido con habilidad por Abrahamson que le saca el mayor provecho a sus gestos y su versatilidad para cambiar de emociones. El director también entiende con astucia la relevancia de crear un mundo infantil dentro del sombrío cobertizo que habitan, con una pátina de fantasía que el pequeño Jack transmite durante sus momentos de juego y ocio. Esta perspectiva fortalece el ángulo más importante del relato: el fuerte e intenso vínculo entre madre e hijo, sin cursilería ni idealización.
Con varias posibilidades de lectura acerca de la condición humana y su vulnerabilidad, de la crueldad pero también de la esperanza, "La habitación / Room" es un film de gran categoría, que independientemente de los premios y reconocimientos, tiene potencia y sensibilidad para estremecer y sacudirnos la conciencia.
Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.