El audiovisual británico empieza a saborear la hiel del Brexit
- por © Alvaro Juanas-NOTICINE.com
El Brexit se hizo efectivo el pasado 1 de febrero trayendo consigo una serie de medidas que no han resultado precisamente beneficiosas para la industria cinematográfica británica. Al menos así lo han manifestado desde The Production Guild of Great Britain (El Gremio de la producción de Gran Bretaña), quienes consideran que el acuerdo pactado con la Unión Europea le es completamente perjudicial con aspectos como la gran cantidad de trámites a realizar para rodar en el viejo continente o la falta de recursos en comparación con otras naciones comunitarias (en realidad eso es normal puesto que Reino Unido dejó de pertener a la UE). No sólo la agrupación se ha posicionado al respecto, también lo han hecho intérpretes de la talla de Julie Walters ("Mamma Mia!"), Patrick Stewart ("X-Men") o Ian McKellen ("El señor de los anillos: la comunidad del anillo / The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring").
Antes de que se llevara a cabo la ruptura, ya se habían alzado voces del mundo de la cultura en contra de la independencia del Reino Unido de la Unión Europea. Concretamente en el universo cinematográfico lo habían hecho figuras de la talla de Benedict Cumberbatch, Jude Law, Keira Knightley, Emma Thompson o el director Ken Loach ("I, Daniel Blake / Yo, Daniel Blake"), otros, sin embargo, se habían mostrado a favor de la salida desde el principio como Joan Collins ("El semental / Discoteca club privado / The Stud") o Michael Caine ("Batman Begins / Batman inicia"). No obstante, una vez realizado el Brexit, se han comenzado a ver las sombras que rodean al ostracismo al que se están viendo sometidos los británicos con su decisión.
La regulación que más impedimentos está ocasionando al cine británico es la de tener que pedir una visa para realizar cualquier viaje fuera del país, algo que está ralentizando todos los rodajes que se quieran realizar fuera de su territorio. De media tarda de dos a tres meses en conseguir el permiso, algo que antes no era necesario al formar parte de la misma comunidad, por lo que la queja principal es que si quieren comenzar a grabar en primavera en algunos casos ya no les da tiempo debido a las trabas burocráticas de la nación. Como la carta enviada al primer ministro por Equity defendía: "tenemos que pagar cientos de libras, rellenar formulario tras formulario y pasar semanas esperando la aprobación, solo para poder hacer nuestro trabajo", por lo que pide que negocie con Bruselas.
Además, por dejar de formar parte de la Unión Europea, las películas británicas son tratadas de cara a las salas y cuotas de pantalla de televisiones al mismo nivel que las de países extranjeros, y ya no se benefician de múltiples ayudas directas en forma de subvenciones económicas a la creación de contenido artístico. Los países que forman parte de la agrupación comercial pueden acogerse al programa Creative Europe, un plan de 1460 millones de euros (1761 millones de dólares) para incentivar el sector cultural y creativo, como ya hicieran en el pasado títulos británicos como "La oveja Shaun: la película / El cordero Shaun / Shaun the Sheep Movie" o "Juego de Tronos / Game of Thrones", quién recibía dinero por filmar en Irlanda bajo sello británico pese a estar financiada por la estadounidense HBO. Sin contar las prestaciones que cada estado particular otorgue a las producciones comunitarias, como es el caso de España con las partidas del Instituto de la Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA).
Ante el ruego por parte de los artistas del mundo audiovisual que se revisen unas condiciones que ellos consideran totalmente desfavorables, el gobierno de los conservadores, con Caroline Dinenage al frente del Ministerio de Cultura, ha echado balones fuera culpando directamente a la UE. La política ha argumentado que "lamento profundamente que la UE haya rechazado nuestras propuestas, pero si es verdad que no estaban en las negociaciones sobre visas y permisos de trabajo", una postura que desde The Production Guild no comprenden. Mientras tanto se está buscando una solución al problema, pero se reconoce que negociar con sus antiguos aliados es ahora mismo complicado por lo que prefiere hacerlo con los países a título personal, algo en lo que aún no se está trabajando.
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Antes de que se llevara a cabo la ruptura, ya se habían alzado voces del mundo de la cultura en contra de la independencia del Reino Unido de la Unión Europea. Concretamente en el universo cinematográfico lo habían hecho figuras de la talla de Benedict Cumberbatch, Jude Law, Keira Knightley, Emma Thompson o el director Ken Loach ("I, Daniel Blake / Yo, Daniel Blake"), otros, sin embargo, se habían mostrado a favor de la salida desde el principio como Joan Collins ("El semental / Discoteca club privado / The Stud") o Michael Caine ("Batman Begins / Batman inicia"). No obstante, una vez realizado el Brexit, se han comenzado a ver las sombras que rodean al ostracismo al que se están viendo sometidos los británicos con su decisión.
La regulación que más impedimentos está ocasionando al cine británico es la de tener que pedir una visa para realizar cualquier viaje fuera del país, algo que está ralentizando todos los rodajes que se quieran realizar fuera de su territorio. De media tarda de dos a tres meses en conseguir el permiso, algo que antes no era necesario al formar parte de la misma comunidad, por lo que la queja principal es que si quieren comenzar a grabar en primavera en algunos casos ya no les da tiempo debido a las trabas burocráticas de la nación. Como la carta enviada al primer ministro por Equity defendía: "tenemos que pagar cientos de libras, rellenar formulario tras formulario y pasar semanas esperando la aprobación, solo para poder hacer nuestro trabajo", por lo que pide que negocie con Bruselas.
Además, por dejar de formar parte de la Unión Europea, las películas británicas son tratadas de cara a las salas y cuotas de pantalla de televisiones al mismo nivel que las de países extranjeros, y ya no se benefician de múltiples ayudas directas en forma de subvenciones económicas a la creación de contenido artístico. Los países que forman parte de la agrupación comercial pueden acogerse al programa Creative Europe, un plan de 1460 millones de euros (1761 millones de dólares) para incentivar el sector cultural y creativo, como ya hicieran en el pasado títulos británicos como "La oveja Shaun: la película / El cordero Shaun / Shaun the Sheep Movie" o "Juego de Tronos / Game of Thrones", quién recibía dinero por filmar en Irlanda bajo sello británico pese a estar financiada por la estadounidense HBO. Sin contar las prestaciones que cada estado particular otorgue a las producciones comunitarias, como es el caso de España con las partidas del Instituto de la Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA).
Ante el ruego por parte de los artistas del mundo audiovisual que se revisen unas condiciones que ellos consideran totalmente desfavorables, el gobierno de los conservadores, con Caroline Dinenage al frente del Ministerio de Cultura, ha echado balones fuera culpando directamente a la UE. La política ha argumentado que "lamento profundamente que la UE haya rechazado nuestras propuestas, pero si es verdad que no estaban en las negociaciones sobre visas y permisos de trabajo", una postura que desde The Production Guild no comprenden. Mientras tanto se está buscando una solución al problema, pero se reconoce que negociar con sus antiguos aliados es ahora mismo complicado por lo que prefiere hacerlo con los países a título personal, algo en lo que aún no se está trabajando.
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