Cambios en los Oscars generan controversia: Ceremonia más breve y estatuilla para el film "más popular"
- por © Jon Apaolaza-NOTICINE.com
En pleno agosto, la Academia de Hollywood ha anunciado algunos cambios radicales que han sacudido a la industria del cine. En su próxima edición, los Oscars tendrán que durar tres horas, sí o sí. ¿Cómo limitar la verborrea de presentadores y receptores? Cortando de la emisión en directo las categorías menos importantes, que serán reeditadas sobre la marcha para verse al final resumidas. Pero, otra novedad está generando aún más controversia: Se crea una nueva categoría, a la película "más popular", cuyas normas quedan pendientes de detalle posterior.
Muchos ven en estos cambios la mano de la poderosa Disney, que a través de su canal ABC transmite la gala de los Oscars, uno de los espectáculos televisivos más seguidos en todo el mundo cada año. Sin embargo, en Estados Unidos, su audiencia va en declive, de ahí que algunos consideren necesaria la llegada de la tijera. Así, ABC tiene calculado su tiempo de publicidad y show en vivo para alcanzar las tres horas justas. Antes, durante esas pausas publicitarias la ceremonia se detenía. Parece que desde el año próximo ya no, y en ellas se darán las estatuillas a las categorías menos glamourosas (cortos, documentales, premios técnicos...). Ya no se verán éstas en su integridad, sino en un montaje que se emitirá en algún momento de la retransmisión.
Recordemos que este no es el primer esfuerzo por agilizar la ceremonia. Antes los considerados Oscars "de Honor" estaban integrados, y en los últimos años se entregan en una ceremonia aparte.
Pero lo que está generando mayores protestas desde que el miércoles se anunciaron las novedades para 2019, es la creación de un nuevo Oscar, a la película "más popular". Una vez más, la larga mano de Disney aparece en el escenario. Sus más caras producciones, como las de Marvel o Star Wars, sólo suelen ser nominadas en categorías técnicas, a pesar de ser las que más público arrastran, y piensan que al sacarse de la manga una estatuilla para ellas no sólo ampliarían sus posibilidades de negocio, sino que atraerían a más -jóvenes- espectadores a la retransmisión de la gala.
Sin embargo, los veteranos de la industria recuerdan que los Oscars se conceden a las mejores películas e interpretaciones del año, a los mejores talentos de cada especialidad laboral en el Séptimo Arte, sin mirar el origen de producción o el presupuesto. Nada impide que esas películas sean "populares". Aunque es cierto que muchas de las triunfadoras en los últimos años han sido cintas de escaso público, producidas por compañías independientes o las ramas "de arte" de los grandes estudios, en el pasado hay bastantes que han conseguido a la vez ser éxitos de público y ganar un buen puñado de estatuillas.
La Academia, opinan respetados columnistas de la prensa industrial USA, se estaría traicionando a sí misma instituyendo un premio en el que ya no primaría la calidad, sino posiblemente (las normas de este galardón se detallarán más adelante) la taquilla, que a la postre es el único baremo para juzgar la "popularidad" de una película. A veces los taquillazos reciben buenas críticas (como ocurre este año con "Black Panther", la más vista de momento), pero no siempre esto ocurre.
Años atrás, "Titanic" se fue cargada de Oscars (11), y durante años fue la película más taquillera de la historia. Nadie puede dudar que merece el calificativo de "popular". Este año, "La forma del agua / The Shape of Water", de Guillermo del Toro, la ganadora, contaba con todo a su favor para ser una cinta amada por un público mayoritario, pero la Fox cometió todos los errores posibles en su comercialización y "sólo" recaudó 195,2 millones en todo el mundo. Si usted la vio, ¿cree que no merece el calificativo de popular?
Definitivamente, son muchas las dudas y bastante los malestares que estas modificaciones en las normas de los Oscars y su gala anual están generando, y no parece que vayan a diluirse hasta al menos no saber todos los detalles.
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Muchos ven en estos cambios la mano de la poderosa Disney, que a través de su canal ABC transmite la gala de los Oscars, uno de los espectáculos televisivos más seguidos en todo el mundo cada año. Sin embargo, en Estados Unidos, su audiencia va en declive, de ahí que algunos consideren necesaria la llegada de la tijera. Así, ABC tiene calculado su tiempo de publicidad y show en vivo para alcanzar las tres horas justas. Antes, durante esas pausas publicitarias la ceremonia se detenía. Parece que desde el año próximo ya no, y en ellas se darán las estatuillas a las categorías menos glamourosas (cortos, documentales, premios técnicos...). Ya no se verán éstas en su integridad, sino en un montaje que se emitirá en algún momento de la retransmisión.
Recordemos que este no es el primer esfuerzo por agilizar la ceremonia. Antes los considerados Oscars "de Honor" estaban integrados, y en los últimos años se entregan en una ceremonia aparte.
Pero lo que está generando mayores protestas desde que el miércoles se anunciaron las novedades para 2019, es la creación de un nuevo Oscar, a la película "más popular". Una vez más, la larga mano de Disney aparece en el escenario. Sus más caras producciones, como las de Marvel o Star Wars, sólo suelen ser nominadas en categorías técnicas, a pesar de ser las que más público arrastran, y piensan que al sacarse de la manga una estatuilla para ellas no sólo ampliarían sus posibilidades de negocio, sino que atraerían a más -jóvenes- espectadores a la retransmisión de la gala.
Sin embargo, los veteranos de la industria recuerdan que los Oscars se conceden a las mejores películas e interpretaciones del año, a los mejores talentos de cada especialidad laboral en el Séptimo Arte, sin mirar el origen de producción o el presupuesto. Nada impide que esas películas sean "populares". Aunque es cierto que muchas de las triunfadoras en los últimos años han sido cintas de escaso público, producidas por compañías independientes o las ramas "de arte" de los grandes estudios, en el pasado hay bastantes que han conseguido a la vez ser éxitos de público y ganar un buen puñado de estatuillas.
La Academia, opinan respetados columnistas de la prensa industrial USA, se estaría traicionando a sí misma instituyendo un premio en el que ya no primaría la calidad, sino posiblemente (las normas de este galardón se detallarán más adelante) la taquilla, que a la postre es el único baremo para juzgar la "popularidad" de una película. A veces los taquillazos reciben buenas críticas (como ocurre este año con "Black Panther", la más vista de momento), pero no siempre esto ocurre.
Años atrás, "Titanic" se fue cargada de Oscars (11), y durante años fue la película más taquillera de la historia. Nadie puede dudar que merece el calificativo de "popular". Este año, "La forma del agua / The Shape of Water", de Guillermo del Toro, la ganadora, contaba con todo a su favor para ser una cinta amada por un público mayoritario, pero la Fox cometió todos los errores posibles en su comercialización y "sólo" recaudó 195,2 millones en todo el mundo. Si usted la vio, ¿cree que no merece el calificativo de popular?
Definitivamente, son muchas las dudas y bastante los malestares que estas modificaciones en las normas de los Oscars y su gala anual están generando, y no parece que vayan a diluirse hasta al menos no saber todos los detalles.
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