Otros dos consagrados como Dolan y Mungiu dividen opiniones en Cannes, donde premian al español Laxe
- por © Carolina G.Guerrero (Cannes)-NOTICINE.com
Ya van dos días en los que cineastas afamados no acaban de convencer en la competencia de Cannes. Este jueves les ha tocado el turno al canadiense Xavier Dolan, y al rumano Cristian Mungiu, cuyas películas dividieron opiniones y no convencieron a la mayor parte de la crítica. En "Baccalaureat" (Bachiller), Mungiu plantea como el germen de la corrupción puede crecer en un ambiente honesto, mientras que el quebecqués Dolan disecciona un infierno familiar en "Juste la fin du monde" (Justo el fin del mundo). Como pasó la vispera, los principales argumentos en contra de ambas cintas tiene que ver con su frustrada capacidad de emocionar o sintonizar con el público. Mientras, aunque el festival acaba el domingo, ya hay primeros premios en otros apartados paralelos, como la Semana de la Crítica, donde ha ganado el español Oliver Laxe con "Mimosas".
No está claro hasta cuando a Dolan le pondrán (o le pondremos) el calificativo de "enfant terrible" del cine canadiense francófono. Ahora, el prolífico cineasta y actor, que tiene sólo 27 años, vuelve a la competición de Cannes con un melodrama inspirado en hechos reales, sobre la reacción familiar cuando un escritor y dramaturgo gay regresa a la casa familia de la que ha estado ausente bastantes años, para despedirse y anunciar que tiene sida y morirá.
Precisamente la larga relación de Dolan con Cannes, donde se ha visto la mayor parte de su filmografía (seis películas con "Juste la fin du monde") y ganó hace dos años el Premio del Jurado con "Mommy", es la que ha propiciado que su cine sea cada vez más "lujoso", y ahora haya dispuesto de un puñado de figuras del cine galo (Gaspard Ulliel, Nathalie Baye, Vincent Cassel, Léa Seydoux y Marion Cotillard) para contar una confrontación familiar inspirada por la historia real del francés Jean-Luc Lagarce, fallecido de sida en 1995.
El espectador familiarizado con el cine del joven cineasta canadiense encontrará sus temáticas habituales, la homosexualidad y la familia, pero esta vez llevadas con un punto histérico que acaba distanciándolo y generando la idea de que alguno de los actores fue llevado (o autorizado a ir...) demasiado lejos por Dolan, quien filma en un ambiente claustrofóbico acentuado por los primeros planos, los gritos, y una casi omnipresente música a muy alto volumen. Demasiado ruido para entrar en el alma del drama...
Por su parte, el rumano Mungiu, también habitual en un certamen que ganó con "4 meses, 3 semanas, 2 días" en 2007, se excede en su frialdad de notario de la realidad, al contar la historia de un médico de mediana edad que siempre ha soñado con mandar a su hija a estudiar una carrera a Inglaterra. Residente en una ciudad pequeña de Transilvania, Romeo sufre de la monotonía laboral y de la descomposición de su matrimonio. Aunque tiene una amante para consolarse, toda su ilusión está depositada en Eliza, su hija adolescente, pero el plan diseñado al detalle para encauzar su futura carrera se trunca cuando la muchacha es asaltada en plena calle y corre el riesgo de malograr la obtención de su título de bachiller, último paso para poder aspirar a los estudios británicos.
El doctor Romeo, que se considera una persona recta, tendrá poco a poco que saltarse sus principios morales, que ha intentado inculcar en Eliza, para sortear el problema de ese título necesario, en una pendiente a los abismos de la corrupción.
El problema de "Baccalaureat" es esa excesiva objetividad, esa distancia que Mungui pone respecto de sus personajes, especialmente el del protagonista, que se traslada al espectador. Todo es demasiado frío, a veces lento y prolijo, intentado huir a toda costa de la emoción. Y el cine necesita emoción...
La jornada de este jueves ha terminado con una buena noticia para el cine iberoamericano, ya que la única cinta de nuestro ámbito cultural en el apartado Semana de la Crítica, "Mimosas", del gallego Oliver Laxe, ha resultado premiada con la principal recompensa de la sección. Ya hace seis años, el español había recibido el no oficial premio de la Crítica (FIPRESCI), por "Todos vós sodes capitáns", y ahora logra el Nespresso Grand Prix, que ensalza la mejor entre las siete películas presentes en la Semana.
Lee nuestra entrevista exclusiva con Oliver Laxe, aquí.
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No está claro hasta cuando a Dolan le pondrán (o le pondremos) el calificativo de "enfant terrible" del cine canadiense francófono. Ahora, el prolífico cineasta y actor, que tiene sólo 27 años, vuelve a la competición de Cannes con un melodrama inspirado en hechos reales, sobre la reacción familiar cuando un escritor y dramaturgo gay regresa a la casa familia de la que ha estado ausente bastantes años, para despedirse y anunciar que tiene sida y morirá.
Precisamente la larga relación de Dolan con Cannes, donde se ha visto la mayor parte de su filmografía (seis películas con "Juste la fin du monde") y ganó hace dos años el Premio del Jurado con "Mommy", es la que ha propiciado que su cine sea cada vez más "lujoso", y ahora haya dispuesto de un puñado de figuras del cine galo (Gaspard Ulliel, Nathalie Baye, Vincent Cassel, Léa Seydoux y Marion Cotillard) para contar una confrontación familiar inspirada por la historia real del francés Jean-Luc Lagarce, fallecido de sida en 1995.
El espectador familiarizado con el cine del joven cineasta canadiense encontrará sus temáticas habituales, la homosexualidad y la familia, pero esta vez llevadas con un punto histérico que acaba distanciándolo y generando la idea de que alguno de los actores fue llevado (o autorizado a ir...) demasiado lejos por Dolan, quien filma en un ambiente claustrofóbico acentuado por los primeros planos, los gritos, y una casi omnipresente música a muy alto volumen. Demasiado ruido para entrar en el alma del drama...
Por su parte, el rumano Mungiu, también habitual en un certamen que ganó con "4 meses, 3 semanas, 2 días" en 2007, se excede en su frialdad de notario de la realidad, al contar la historia de un médico de mediana edad que siempre ha soñado con mandar a su hija a estudiar una carrera a Inglaterra. Residente en una ciudad pequeña de Transilvania, Romeo sufre de la monotonía laboral y de la descomposición de su matrimonio. Aunque tiene una amante para consolarse, toda su ilusión está depositada en Eliza, su hija adolescente, pero el plan diseñado al detalle para encauzar su futura carrera se trunca cuando la muchacha es asaltada en plena calle y corre el riesgo de malograr la obtención de su título de bachiller, último paso para poder aspirar a los estudios británicos.
El doctor Romeo, que se considera una persona recta, tendrá poco a poco que saltarse sus principios morales, que ha intentado inculcar en Eliza, para sortear el problema de ese título necesario, en una pendiente a los abismos de la corrupción.
El problema de "Baccalaureat" es esa excesiva objetividad, esa distancia que Mungui pone respecto de sus personajes, especialmente el del protagonista, que se traslada al espectador. Todo es demasiado frío, a veces lento y prolijo, intentado huir a toda costa de la emoción. Y el cine necesita emoción...
La jornada de este jueves ha terminado con una buena noticia para el cine iberoamericano, ya que la única cinta de nuestro ámbito cultural en el apartado Semana de la Crítica, "Mimosas", del gallego Oliver Laxe, ha resultado premiada con la principal recompensa de la sección. Ya hace seis años, el español había recibido el no oficial premio de la Crítica (FIPRESCI), por "Todos vós sodes capitáns", y ahora logra el Nespresso Grand Prix, que ensalza la mejor entre las siete películas presentes en la Semana.
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