Crítica: "Guerra Mundial Z", varias películas en una
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Por Benjamín Harguindey
"Guerra Mundial Z" ("World War Z", 2013), que este fin de semana llega a salas de México y Estados Unidos, no es una película, sino varias a la vez, y no siempre bien avenidas: de catástrofes, de drama, de aventura, de acción y de horror, más o menos en ese mismo orden, todo en el plazo de dos horas. Tiene déficit de memoria a corto plazo. Nunca mira hacia atrás. Tira hacia todos lados sin concentrarse en ninguno ni llegar a convertirse en “la película de zombis por excelencia”, así como el epónimo libro de Max Brooks en el que se basa el film ya se ha convertido en “el libro de zombis por excelencia”. Posee algunos destellos de originalidad, pero le falta el corazón y el cerebro de una gran película.
El protagonista es un ex empleado de la ONU llamado Gerry Lane (Brad Pitt), un personaje cualquiera definido exclusivamente por el amor a su familia y una sobrehumana fuerza de voluntad. Cuando se desata el Apocalipsis de los muertos vivos, Gerry y su familia son evacuados al USS Argus, donde se le encarga que rastree el origen de la pandemia zombi (eso o les devuelven a tierra firme: las literas del barco son pocas y preciosas). Su misión le lleva en una aventura alrededor del mundo, intentando descubrir de dónde viene la infección y cómo detenerla.
El tráiler probablemente contiene las tomas más vistosas de la película: zombis híperveloces haciendo estampidas y devorando todo cual plaga de langostas. Pero el resto ha sido filmado con ese molesto estilo de cámara en mano cuyo único propósito es falsear una sensación de urgencia y mantener al espectador confundido con lo que está pasando exactamente en pantalla. Algunas tomas son tan oscuras y están tan mal iluminadas que nos cuesta diferenciar a los muertos de los vivos.
El verdadero problema de Guerra Mundial Z es el guión. Ha sido escrito y reescrito tantas veces por tantos guionistas (Matthew Michael Carnahan, Drew Goddard, Damon Lindelof, J. Michael Straczynski) que se puede rastrear perfectamente dónde termina la pluma de uno y empieza la del otro. Mejores películas que esta han disfrutado de un proceso de preproducción aún más ecléctico, pero en este caso los creadores parecen haber estado trabajando completamente por separado y sin una idea central que uniera sus esfuerzos.
La película empieza como un "thriller" conspiratorio de proporciones globales. Luego se olvida de eso y pasa a espectaculares escenas de acción que no quitan ni agregan nada a la trama (prueba de ello es cuántas otras han quedado en el piso de la sala de edición). Luego se olvida de eso también, y termina con un tercer acto que parece sacado de otra película totalmente distinta: una gran secuencia de suspense perfectamente digna de Alfred Hitchcock. El desenlace es genial y está bien filmado: nos empuja a concluir cuán flojo ha sido el resto de la película. Por primera vez los zombis inspiran miedo. ¿Pero miedo a qué? No hay un solo personaje interesante en toda la película. Consecuentemente no hay ningún motivo para temer por la vida de nadie. A menos que contemos a Brad Pitt, sólo por ser Brad Pitt.
Reportaje sobre el microgénero de las películas de zombis