Este miércoles, Lindsay Lohan cumple su primer día entre rejas, después de ingresar la víspera en la prisión para mujeres Century Regional Detention Facility, del barrio industrial de Lynwood, próximo a Los Angeles. En una celda individual, de 9 metros cuadrados, sin teléfono celular ni computadora, la actriz tendrá tiempo para pensar en sus errores de juventud. Condenada por la jueza del Tribunal Superior del estado Marsha Revel a 90 días de cárcel y otros tantos de seguimiento de un programa interno de rehabilitación, se duda que llegue a cumplir la totalidad de la pena, e incluso podríamos verla el próximo septiembre asistiendo a la "première" de su película "Machete", dirigida por Robert Rodríguez.

A pesar de que la jueza insistió en que no podrá cumplir ninguna parte de su sentencia bajo arresto domiciliario ni con un permiso por trabajo, expertos aseguran de que al estar las cárceles repletas y con un esperado buen comportamiento, Lohan podría estar fuera antes de finales de agosto.

La ex estrella infantil de Disney, protagonista de las más recientes "Chicas malas / Chicas pesadas" y "Un trabajo embarazoso / Casi embarazada", viste hoy un mono anaranjado y no puede seguir en contacto con sus "fans" a través de twitter por haber faltado a siete sesiones de rehabitación de sus adicciones a alcohol y drogas a las que le habían condenado por ser detenida hace tres años conduciendo ebria y en posesión de cocaína. Este incumplimiento y su actitud poco condescendiente con la juez Revel es lo que ha propiciado la actual condena.

En los últimos años, Lindsay ha aparecido más veces en la prensa por sus problemas con la justicia y sus líos sentimentales lésbicos que por su trabajo. Pero baste recordar el ejemplo de Robert Downey Jr. para dejar abierta siempre una puerta a la "rehabilitación" profesional. La actriz acaba de cumplir 24 años, aunque su vida de excesos la ha hecho lucir consideráblemente mayor.