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50 años de la Década Prodigiosa (5): La venenosa mirada de Billy Wilder

por © NOTICINE.com
Wilder, con Lemmon, rodando 'El apartamento'
Wilder, con Lemmon, rodando 'El apartamento'


Por Alberto Duque López

"El Apartamento", otra de las películas inolvidables que cumple por estos días 50 años de haber sido escrita y realizada por Billy Wilder, es la historia de unos personajes mediocres, miserables, golpeados por la vida, humillados por los demás, sin ambiciones, con el sexo y el licor como únicas salidas pasajeras a su terrible soledad, convencidos de que la vida ya no tiene otras posibilidades, amarrados a oficios detestables, tragados por una empresa donde trabajan 31.259 personas y una ciudad monstruosa donde nadie conoce a nadie ni quiere conocerlo.

Solo un artista dotado del cinismo, el humor negro, la agresividad, la inteligencia, la libertad, la audacia y sobre todo el conocimiento tan profundo del ser humano como Billy Wilder, podía alcanzar una obra que sigue siendo una de las piezas fundamentales de la toda la historia del cine, como otras de sus películas ("El crepúsculo de los dioses" o "Irma la dulce" o "Con faldas y a lo loco / Una Eva y dos Adanes" o "Testigo de Cargo" o "Días sin huella" o "Perdición / Double Indemnity").

El protagonista, C.C. Baxter (Jack Lemmon, nominado al Oscar que perdió ese año ante otro actor mítico, Burt Lancaster con "Elmer Gantry", pero la película ganó tres premios), trabaja en una de las cinco empresas aseguradoras más grandes de Estados Unidos, con sede en Nueva York, amarrado a un escritorio con una calculadora, largos rollos de papel, carpetas, perdido en el piso 19, sección W, escritorio 861 dentro de un espacio que no tiene final como si fuera un hangar descomunal, desde las  8:50 de la mañana  hasta las 5:40 de la tarde. Lleva tres años y medio trabajando por 95 dólares a la semana, con una vida gris llena de comidas enlatadas y series de vaqueros en televisión, y con un problema muy serio.

La historia comienza el 1 de noviembre de 1959 cuando en Nueva York viven 8.042.783 personas que, si se colocaran en fila desde Times Square, llegarían hasta Karachi, Pakistán. Eso lo cuenta Baxter que se la pasa reuniendo datos ycifras y nombres en su trabajo. Soltero, sin  familia conocida, con un aspecto tranquilo y tonto vive en un apartamento que le cuesta 85 dólares de arriendo mensual a pocos pasos de Central Park, rodeado de vecinos que lo vigilan, lo acosan, lo interrogan, lo siguen, lo hostilizan y fiscalizan y se quejan todo el tiempo.

Baxter tiene un problema muy serio que afecta casi todas sus noches entre semana: no puede entrar al apartameno al finalizar su jornada porque está ocupado por uno de los cuatro compañeros de trabajo, ubicados en puestos más altos, a quienes lo presta para que lleven sus amigas. No les cobra, les deja listos el bar, el baño y el dormitorio con toallas y sábanas limpias, como si fuera un pequeño hotel, además de una buena provisión de licores, galletas y enlatados.

Cuando comienza la película, bajo la lluvia y el frío, caminando por la acera de su edificio, Baxter espera con impaciencia a que la pareja desocupe su apartamento. Cuando entra, lo primero que hace es abrir las ventanas para limpiar el aire y espantar el olor a sexo y licor. Recoge las sobras, se come una aceituna, apura un trago de martini y se siente desgraciado. Entonces, suena el timbre y regresa el amigo a recoger una prenda olvidada por la rubia, una de las telefonistas de la empresa. Baxter le reclama porque se han quedado más tiempo del acordado, sobre todo en invierno. El otro le sonríe y le dice que no olvide que ya recomendó su nombre para que lo asciendan. Ese es el pago que recibe este tonto: que ocupen su cama y ensucien sus sábanas pero que ayuden a promoverlo.

Cuando realizó "El Apartamento", Wilder (22 de junio de 1906, Austria-Hungría – 27 de marzo de 2002, Los Angeles) tenía 53 años, estaba en el apogeo de su carrera luego de "Con faldas y a lo loco / Una Eva y dos Adanes" y mientras buscaba una buena historia para escribirla con su amigo y colaborador I.A.L. Diamond, recordó una película que le gustaba mucho, "Breve Encuentro" de David Lean, en la que una mujer casada y su amante se acuestan en el apartamento que les presta un amigo.

Wilder miró la película y a la primera oportunidad escribió en un papelito para que no se le olvidara la idea: "¿Qué pasa con el amigo que presta el apartamento, cómo se siente cuando tiene que meterse en su cama todavía caliente y húmeda por el sexo de los otros dos?".

Dicen que hay otra fuente para esta película, un caso de la vida real, típico de Hollywood: el productor Walter Wanger descubrió que su esposa, la actriz Joan Bennett, se acostaba con un agente de talentos, Jennings Lang y que ocupaban apartamentos prestados por compañeros de trabajo. Entonces Wanger, como cualquier marido decente de la época, le disparó al otro en los genitales y se entregó a la policía.

Para un excelente guionista y director perfeccionista como Wilder, todos esos personajes de la vida real y la ficción, todas esas historias de copulaciones de prisa y en camas ajenas con sentimientos de culpabilidad, debían divertirlo y emocionarlo, además de excitarlo.

El otro personaje patético, solitario, derrotado, camuflado entre los miles de pasajeros que ocupan el ascensor que ella maneja en la misma empresa de Baxter se llama Fran Kubelik (una Shirley McLaine hermosa, suave, buena gente, vulnerable y confiada en el prójimo), a quien nadie determina ni habla ni saluda ni distingue, solo Baxter que la reconoce como alma gemela. Ella vive con la hermana y el cuñado, siempre anda de uniforme, parece un robot repitiendo saludos y recomendaciones mientras esquiva las manos que le rozan el trasero.

Igual que Baxter, Kubelik parece tonta pero no lo es porque sostiene un secreto romance con uno de los más altos jefes de la empresa quien, un día, sorprendido por todas las recomendaciones que llegan sobre la utilidad y necesidad de promover a Baxter comienza a sospechar, lo llama y descubre el círculo que se mueve alrededor del pequeño apartamento y, por supuesto, quiere una copia de la llave para llevar a una Kubelik que cometerá una imprudencia que voltea toda la historia al revés.

Con unos diálogos venenosos, unas situaciones divertidas en medio del drama de los dos protagonistas (sobre todo porque el uno está enamorado, en secreto, de la otra), una mirada devastadora a la inmoralidad, la bajeza, la suciedad, la hipocresía y todos los defectos de los seres humanos asistimos al doble espectáculo desagradable y degradante de una linda y no tan ingenua muchacha que se acuesta con el máximo jefe para que le cambie su oficio de ascensorista y se case con ella, y un contable solitario y cobarde que soporta la lluvia y el frío porque, el compañero que ocupa su cama, le ha prometido un ascenso. Personajes maquiavélicos, utilitaristas, solitarios y masoquistas que, para su fortuna, descubren un alma gemela en medio de las peores circunstancias.

Jack Lemmon, en 'El apartamento'Wilder escogió los actores indicados (el tercero en discordia, el jefe que utiliza a la ascensorista, Fred McMurray, es formidable). Lemmon, nominado a 7 premios Oscar y ganador de 2, además de dos premios como mejor actor en Cannes, tuvo una carrera exitosa en distintos géneros, con cerca de 100 títulos entre los cuales se destacan "Con faldas y a lo loco / Una Eva y dos Adanes", "¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? / Avanti", "Primera plana / The Front Page", "Aquí, un amigo / Compadres", "Irma la Dulce" y "En bandeja de plata / The fortune cookie" todas con Billy Wilder, "Extraña pareja", "Salvad al tigre", "El síndrome de China", "Missing-Desaparecido" (como el padre del joven periodista asesinado por Pinochet), "Glengarry Glen Rose" entre otras.

Con Walter Mathau conformó una de las parejas cómicas más célebres y filmaron juntos 10 películas muy divertidas. Curiosamente murieron con cuatro días de diferencia. Su personaje de "El Apartamento" es todo un clásico y el actor siempre se quejó del asedio de sus admiradores para que los hiciera reir con algún chiste improvisado.

Shirley McLaine, ascensorista en 'El apartamento'Shirley McLaine tiene 76 años, un Oscar, numerosos premios y su personaje vulnerable, traicionado, manoseado y pisoteado en "El Apartamento" encoge el alma. En su carrera compuesta por más de 65 títulos se destacan "Pero... ¿quién mató a Harry?" (con Hitchcock), "La calumnia", "Irma la Dulce", "Noches en la ciudad  / Sweet Charity","Dos mulas y una mujer / Dos mulas para la hermana Sara", "Desde el Jardín", "La fuerza del cariño" (uno de sus mejores papeles), "Madame Souzatska", "Postales desde el filo" y otras.

Billy Wilder fue periodista en Viena y Berlín, y guionista de varias películas alemanas hasta cuando sintió que peligraba con el ascenso de Hitler (perdió a la madre, la abuela y otros parientes en los campos de concentración) y emigró a Los Angeles donde trabajó como guionista exitoso, ayudado por su amigo Peter Lorre y el productor Charles Bracket con quien realizó algunos clásicos como "Perdición / Double Indemnity" y "El crepúsculo de los dioses / Sunset Boulevard" además del guión de "Ninotchka".

Wilder, con Lemmon, rodando 'El apartamento'Escribió solo o acompañado 75 guiones para películas propias y ajenas, dirigió 27 películas que abarcaron casi todos los géneros, y tenía un sello particular: le gustaba trabajar casi con los mismos actores, a quienes sometía a sus métodos en ocasiones inhumanos y despiadados, como cuando hizo repetir una sola línea ("¿Dónde está la botella de bourbon?") a Marylin Monroe en "Con faldas y a lo loco / Una Eva y dos Adanes", provocándole tal desajuste emocional que perdió el bebé que esperaba. Forma parte del exclusivo grupo de siete directores que, en un mismo año, ganaron Oscars por mejor película, mejor director y mejor guión (los otros son Steven Spielberg, Leo McCarey, Francis Coppola, James L. Brooks, Peter Jackson y los hermanos Coen). Wilder obtuvo ese honor con "El Apartamento".  Nominado al Oscar en 14 ocasiones, ganó 6 premios.

Una nota final. Durante la ceremonia de la entrega del Oscar en 1994, el español Fernando Trueba ganó con "Belle Epoque" como mejor película extranjera. Subió al escenario, recibió el premio y dijo: "Quisiera agradecerle a Dios por este premio, pero soy ateo y lo más parecido a Dios que conozco es Billy Wilder". A la mañana siguiente Trueba fue despertado por el teléfono de su habitación y escuchó una voz sonriente que le dijo: "Buenos días, Trueba, te habla Dios".

ANTERIORES CAPÍTULOS DE ESTA SERIE:

- "Al final de la escapada / Sin aliento"

- "La dolce vita"
- "Espartaco"
- "Psicosis"