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"Julie & Julia": ¡Bon Appetit!

por © NOTICINE.com
Amy Adams
Amy Adams
Por Alberto Duque López

Ningún otro término se ajusta mejor a la naturaleza de una película que todos los que aman la cocina y la buena mesa, la vida y el buen humor, deben mirar más de una vez: deliciosa. Es un deleite contemplar la historia de estas dos mujeres llamadas Julia (Child y Powell), que vivieron en épocas separadas, cuarentas y noventas, y no alcanzaron a conocerse, que contaron con  maridos adorables y solidarios, que fueron salvadas por la cocina aunque al principio no tuvieran la menor idea sobre el uso de peroles y fogones, que supieron desmenuzar, mezclar y personalizar los ingredientes de ese ritual, ese oficio, esa actividad, ese sentimiento, esa emoción que vienen desde las raíces más antiguas del ser humano y se convierten en esas texturas, esos sabores, esos colores que en la obsesión de cada una se apoyaron siempre en la cocina francesa, tan deliciosa como ambas mujeres interpretadas por Meryl Streep (grande, gorda, torpe, insegura, chillona) y Amy Adams (buscando su verdadero lugar en el mundo en medio de los mayores conflictos, a la sombra de la otra, distante e inalcanzable).

La película “Julie & Julia”, dirigida por una estupenda realizadora, Nohra Ephron (la misma de “Cuando Harry conoció a Sally” y “Algo para recordar / Sleepless in Seattle”, románticas y divertidas), y autora de varios libros en los que la comida es elemento vital, se basa en dos obras entretenidas: “Mi vida en Francia” de Julia Child y “Julie & Julia” de la escritora Julie Powell. La  primera es la autobiografía de esa mujer que comparte París con el marido, sostiene una abundante y viva correspondencia con familiares y amigos lejanos, y es testigo de una serie de situaciones históricas, en Francia y Estados Unidos, como la caza de brujas y la Guerra Fría.

La segunda obra fue escrita por esa empleada pública que se inventa un Blog en el que, durante 365 días, practica 524 recetas de Child, convirtiéndose en toda una celebridad, aún entre quienes no conocían a esa leyenda de cuarenta años atrás.

Hábilmente, la película mezcla las dos épocas (cincuentas y sesentas con los noventas), los dos escenarios (Francia y Nueva York), las dos sensibilidades, las dos historias de amor y los conflictos, triunfos, derrotas y emociones de los cuatro, incluidos los maridos.

Pocos personajes tan fascinantes y auténticos como Julia Child que Meryl Streep con su interpretación, igual que el año pasado hizo con Abba y “Mamma Mía”, ha relanzado, provocando un nuevo fervor, no solo con Child sino con la cocina francesa.

Recordemos la historia, cómo el 3 de noviembre de 1948, un miércoles frío, lluvioso, oscuro, un barco llegó al puerto francés de Le Havre con una pareja de norteamericanos, Paul Child y su esposa Julia. Se habían conocido en 1944, en Ceilán, cuando ambos trabajaban en la embajada de Estados Unidos. Luego coincidieron en China. Se casaron en 1946 y vivieron dos años en Washington, hasta cuando Paul fue asignado a la embajada americana en París.

Luego de desembarcar 11 maletas y baúles, y un enorme automóvil, se marcharon por carretera hasta Rouen, en busca del restaurante La Corona, fundado en 1345 y recomendado por la guía Michelin. En esa, la primera comida de Julia Child en Francia, descubrió muchas cosas que cambiaron su vida: que los franceses bebía vino al medio día; que la mantequilla era el secreto de esa cocina; que la vinagreta preparada con limón, vinagre, aceite de oliva, sal y pimienta….era celestial; que los meseros contagiaban con su alegría al servir;  que el primer plato, ostras, bautizadas “portuguesas”, era insuperable, lo mismo el segundo con ese bocado que degustó con los ojos cerrados, como si fuera la primera vez que probaba el pescado; que el sabor crujiente de la baguette no tenía igual lo mismo el postre preparado con fromage blanc y,  lo mejor de todo, cada vez que les servían algo,  el mesero pronunciaba las dos palabras que se convertirían en el lema de esta mujer: “Bon Appetit”.

Cuando llegó Julia Child (nació en una familia acomodada en California, con un padre ultra republicano) a Francia, no sabía cocinar, ni hacer oficio alguno. Buscando una actividad que la sacara de ese vacío, descubrió la cocina francesa, en una academia, y con buen humor, paciencia, el apoyo del marido, intuición y terquedad, además de 12 libros publicados (el primero en 1961), una serie de programas de televisión y otras actividades, supo revelar con simplicidad y espontaneidad el delicioso misterio de la cocina francesa entre las clases populares de Estados Unidos.

Streep, con Nora EphronLo que uno siente en los libros, los programas y las opiniones de Julia Child (captado con imaginación y buen gusto en la película), es que no solo aprendió a cocinar los platos franceses, sino a comer bien y descubrir todos los tesoros escondidos en las plazas de mercado de barrio donde los vendedores de carnes, pescados, frutas, verduras y especias le corregían su pronunciación cómica, mientras ella era la única en afirmar que los franceses eran los más simpáticos del mundo.

Child se enamoró de Francia y los franceses de ella, y más tarde las amas de casa norteamericanas que colocaban ante el televisor en blanco y negro una mesa con los implementos e ingredientes para repetir paso a paso la preparación de esos platos que tenían nombres impronunciables, también se aficionaron a los platos franceses. Fue una verdadera revolución en la vida cotidiana de Estados Unidos.

El 4 de octubre de 1949, justo al año de su llegada entró a la escuela Cordon Bleu y mientras el marido trabajaba en la embajada y engordaba, y vivían con los 95 dólares que devengaba semanalmente, llegó a conocer y dominar como pocos extranjeros los sabores, los procesos, la historia, las variaciones y mezclas infinitas, la disciplina, la creatividad, los excesos, los cocineros maravillosos, los equipos, los rituales y todo cuanto debía aprender de la buena mesa francesa. De ese aprendizaje le quedaron dos lecciones: cocinar con simplicidad y jamás dar explicaciones o justificar sus errores en la cocina, como cuando los enormes patos y pollos se estrellaban contra el piso.

Nacida el 15 de agosto de 1912, en Pasadera, California, vivió hasta el 13 de agosto de 2004, en Santa Bárbara. Su marido, 10 años mayor que ella, antes de esos seis años que compartieron en París, Marsella y Provenza, ya conocía Francia, hablaba el idioma, era fotógrafo y gastrónomo, y supo alimentar todos los sueños de la esposa hasta su muerte en mayo de 1994. En la película es interpretado con humor por Stanley Tucci.

Amy AdamsEl otro personaje, Julie Powell (Amy Adams logra un personaje juvenil, caótico y ambicioso), era una novelista frustrada que trabajaba en una oficina municipal a favor de las víctimas del 11 de septiembre. Agobiada por la rutina, descubre que su vida pude cambiar escribiendo un Blog con las recetas de Julia Child, a quien adoraba. También apoyada por el marido, mantuvo esa disciplina durante un año y cocinó todas las noches las recetas que en número de 524 le cambiaron la vida y la convirtió en un personaje dentro de la cultura popular norteamericana. Sus experiencias divertidas supo convertirlas en el libro “Julie & Julia” que, lo mismo que “My life in France” de Child actualmente son éxitos de librería. Nacida en Texas, 1973, sus blogs fueron recogidos en este libro simpático al que han seguido otras publicaciones literarias. Esta es una película sobre dos mujeres fantásticas. También sobre el amor a la comida, a la cocina, a los olores, a los sabores que muchos de los lectores  seguramente han provocado en sus fogones.

Una penúltima anotación Meryl Streep y Amy Adams, con estupendas carreras cada una, ya habían compartido otra película, “La Duda”, como las monjas que acaban con la carrera de un rebelde sacerdote. Con la diferencia de que ahora, nunca se encuentran, solo en ese museo donde exhiben la cocina y los ambientes reales en que Julia Child deshuesaba un pato mirando a la cámara de televisión, la misma ante la cual Dan Aykroyd logró una de sus burlas más sangrientas.

Y una última: el libro “Dominando el arte de la Cocina Francesa” y la serie de programas en televisión, “The French Chef” de Child, inspiraron el blog de Powell y éste, su libro “Julie & Julia” y éste, buena parte de la película. O sea, que el dominio de la televisión en los sesentas equivale al éxito de los Blogs en este siglo. ¡Bon Appetit!