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Centenario de Errol Flynn, el señorial sinvergüenza

por © J.A.-NOTICINE.com
Errol Flynn
Errol Flynn
Tenía bigote de "dandy", el mismo que en España se consideraba de "derechas de toda la vida", pero en su cara perdía todo poder ideológico. Era simplemente elegante, caballeresco, señorial. Y sin embargo, Errol Flynn, uno de los rostros clásicos del cine de aventuras, resultaba ser descarado, bruto, autodestructivo y maleducado lejos de las cámaras. Cuentan en algunos libros como la navegación y las mujeres eran sus entretenimientos preferidos, aunque en un momento dado tampoco rechazaba a según qué hombres.

Se dice también que era capaz de tocar el piano a golpes de su miembro erecto y que tenía adiestrado a un perro para quitarles las prendas íntimas a sus invitadas en el momento propicio. Leyendas, difamaciones o realidades, lo cierto es que nadie puede arrebatar a Flynn ese aura de señorial sinverguenza que le hacía especialmente oportuno como bandido generoso o seductor pirata sin patria.

Como Mel Gibson, Errol Flynn era australiano. Nació como Errol Leslie Thomson Flynn el 20 de junio de 1909 en Hobart (Tasmanya). Inquieto y viajero, estudió Arte Dramático en Londres, donde debuto como actor, más tarde, catapultado por su físico y su atractivo, se afincó en EEUU, y rodó su primera película en 1933, "In the wake of the Bounty".

Inmediatamente llegó su primer éxito con la película de piratas "El capitán Blood", de Michael Curtiz. El mismo director fue responsable del siguiente, "La carga de la brigada ligera". Después de "Robín de los Bosques", entre la década de los 30 y los primeros cuarenta, Flynn rodó varios westerns: "Dodge City", "Oro, amor y  sangre", "Camino de Santa Fé" y "Murieron con las botas puestas". Además de las aventuras exotico-históricas, y las películas del Oeste, el cine bélico fue su tercer género, con títulos como "Objetivo Birmania".

Pero, en privado el actor también vivió una sucesión de aventuras y hazañas bélicas. Aparte de recorrer mundo antes del estrellato, recorrió submundos después. El alcohol, las drogas, sexo duro, variado y sin prejuicios en cuestión de edad le acompañaron. En 1943 fue procesado por violación de una menor. Se casó tres veces y la mala vida le pasó factura en forma de vejez prematura y mal llevada. Engordó y su carrera sufrió una caida en picado durante los años 50.

Aunque una biografía le acusó de espiar para los nazis, posteriores libros han certificado que muy al contrario Flynn tenía simpatías izquierdistas, y que apoyó a la República Española frente al golpe de estado fascista de Franco convertido en Guerra Civil.

Su última película, catalogada como "horrendo subproducto" por la crítica, "Cuban rebel girls", se rodó en el 59, pocos meses antes del triunfo de la Revolución, con la que simpatizó y de su muerte en Vancouver (Canadá). Su hijo, Sean, con una efímera carrera como actor, acabó prematuramente desaparecido, mientras trabajaba como reportero gráfico en la guerra del Vietnam.