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Crítica: "El baile / The Prom", la hora de la verdad

por © Escribiendocine- NOTICINE.com
 "El baile / The Prom"
"El baile / The Prom"
por Rolando Gallego

Basada en el musical del mismo nombre, Ryan Murphy continua su experiencia con Netflix en el recorrido por géneros de los cuales se anuncia como un gran admirador, desarrollando en "El baile / The Prom" (2020) aquello que el realizador considera sobre qué es una obra musical y cómo debería ser su transposición al cine.

Pero esto no quiere decir que por gusto o conocimiento del género se logre un resultado óptimo, al contrario, la oportunidad que tenía entre manos, se termina por desaprovechar, configurando un gigantesco pastiche en donde obviedades, trazos gruesos y lugares comunes, y mucha, mucha corrección política, resienten una historia que tenía todo para funcionar, pero una vez más no sucede.

Tanto en sus últimas producciones televisivas, como en la reciente "Los chicos de la banda / The Boys in the Band" (2020), sus ideas revelan su necesidad por decir ciertas verdades absolutas que resienten la narración y progresión dramática de sus proyectos. Si no basta ver la serie Hollywood, en donde su idea de la época de oro de los estudios le termina jugando en contra en un relato artificial y vacío.

Aquí, con la posibilidad de generar un mensaje inspirador para la comunidad LGTB, y contando con un elenco de figuras que trascienden la pantalla, como Meryl Streep, Nicole Kidman, James Corden, los talentos de Andrew Rannells, Kerry Washington, Keegan-Michael Key, y las jóvenes Jo Ellen Pellman y Ariana DeBose, no pueden hacer funcionar un mecanismo que bien podría haberse aceitado para convertir una idea interesante en algo mucho más grande e inspirador.

En el relato de una joven que vive en un pequeño pueblo en donde ve la posibilidad de salir del closet junto a su compañera de curso (Pellman, DeBose), un grupo de frustrados intérpretes de la comedia musical (Streep, Kidman, Corden, Rannells), ven la posibilidad de ganar prensa y hacer un poco de ruido para desorientar a los críticos de las feroces reseñas que han escrito sobre sus últimos trabajos, para, una vez más, tener el prestigio que perdieron.

Entonces, de las luces y brillos de Broadway, donde habitan, a la cotidianeidad del pueblo, en donde ni siquiera son recibidos como ellos esperaban, la sinergia entre los dos mundos comienza a activar la progresión narrativa. Pero aquello que en un comienzo se presentaba como un musical con todas las letras, comienza a transitar en un híbrido que, además, por la corrección política que posee, hace naufragar toda la propuesta.

Los números musicales, con canciones pegadizas, se van introduciendo como parte del relato, pero es en la primera etapa, y en la final, en donde se potencian algunos conceptos que tienen que ver con lo lúdico que la misma historia intenta por momentos deconstruir. Allí, cuando no se toma tan en serio su relato, es cuando El baile brilla, alejada de los trazos gruesos con los que se presenta a los personajes, que, a excepción del tándem de Broadway, se utiliza una polarización bueno/malo como única posibilidad de delinearlos.

En ese binomio, y también en la corrección política con la que se desarrolla toda la historia, es cuando se resiente una idea que bien podría haber tomado de su versión original esa concepción que dice “menos es mas”. Ryan Murphy ama los brillos, pero se excede en cubrir de oropel cada una de las melodías y números, exigiendo en el público una atención expectante únicamente para las canciones, dado que la trama se comienza a desdibujar ni bien se presenta el conflicto.

No hay fuerzas que se repelan, figuras que entren en choque, todo se homogeniza y se tamiza con una vara que, desafortunadamente, edulcora y suaviza sus diálogos y termina por debilitar su mensaje integrador que proponía originalmente. A destacar, el trabajo de interpretación de Nicole Kidman, en un rol diferente, de chica mala que se anima a pisar cabezas con tal de conseguir su papel protagónico, algo que no pueden lograr Meryl Streep (pasada de energía) o James Corden, quien igualmente, tras el bochorno de "Cats" (2019), cualquier rol que interprete supera al olvidable anterior.

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