Con Woody Allen dio comienzo un festival de Cannes reacio a lo hispano
- por © Carolina G.Guerrero (Cannes)-NOTICINE.com
Un año más, Cannes ha levantado su telón, tras que el que una vez más brillan las estrellas y los directores idolatrados por la crítica, y donde de nuevo escasean los talentos iberoamericanos, a pesar de los numerosos premios obtenidos en los últimos años. Sólo una película dialogada en español, la de Almodóvar "Julieta", opta a la Palma de Oro, y otros dos españoles, dos chilenos, un venezolano y dos argentinos participan, junto a un brasileño, en los principales apartados del festival, que arrancó oficialmente con un moderado aplauso para Woody Allen y su "Café Society", presentada fuera de concurso.
Hay pocos cineastas con quienes pueda compararse Woody Allen, quien desde hace años se ha autoimpuesto una especie de cadena de producción que le obliga a hacer una película al año. La suele rodar en verano y estrenarla al año siguiente en primavera o verano. Sin duda, el neoyorquino se esfuerza en dotar de cierta variedad a su prolífica filmografía, variando de géneros, de actores (aunque suele repetir con algunos, al menos por temporadas) y de épocas, pero conservando su estilo y su personal sentido del humor, de la vida y sus incógnitas.
Habría que ser un genio comparable a un Billy Wilder para conseguir mantener un mismo nivel de calidad en todas esas películas. Allen ha tenido momentos sin duda de genialidad, sobre todo más abundantes en el pasado, pero es ahora bastante irregular, y sus películas -salvo algunas excepciones- acaban dejando un cierto sabor amargo, por lo irrelevante de sus historias. La anterior, por ejemplo, "Irrational Man", reflexión filosófica sobre el fin y los medios, no estaba a la misma altura de la previa "Blue Jasmine". En resumidas cuentas, siempre es una incognita, incluso para sus fieles, saber antes de entrar a la sala cómo será la "cosecha Woody Allen" del año.
En el caso de "Café Society", en la que repiten algunos de los planteamientos caros al autor de "Manhattan" y "Annie Hall", como el del joven inexperto que madura gracias a nuevas experiencias en las que siempre hay por medio una mujer carismática, el consenso este miércoles en Cannes es que sin estar entre sus mejores películas, al menos mantiene un digno interés. El trasfondo de la historia, contada con cierto lirismo romántica, es el Hollywood dorado de los años 30, evidentemente un reclamo atractivo para esta audiencia cinéfila, como lo pueden ser para una parte del público su pareja protagonista, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, y secundarios como Steve Carell, Blake Lively y Parker Posey.
La película sigue el cambio de vida de Bobby, cuya familia judía neoyorquina se debate entre el negocio de la joyería y los más sucios y mafiosos de su hermano. Decide escapar de ese ambiente enrarecido para afincarse en la soleada California, que ya se ha se convertido en anfitriona de la floreciente industria del cine. Consigue que su tío Phil, un poderoso agente de estrellas, acepte contratarle como mensajero. De este manera empieza a familiarizarse con el ambiente del show business, y se enamora de una chica, la secretaria de su tío, que ya tiene pareja. Pero un día ella va a su casa y le anuncia que ya no está con su novio. El cielo se ilumina para Bobby y parece que sus sueños empiezan a materializarse... ¿o no?
Vonnie es esa chica, interpretada por la exvampirizada Kristen Stewart, que viene a sumarse a la amplia panoplia de personajes femeninos que brillan en la filmografía de Allen, gracias a una personalidad peculiar y seductora. La joven actriz, que se ha decantado -aunque no siempre con suerte- por un tipo de cine más riguroso que el de sus inicios, resulta más convincente que su compañero Eisenberg.
Entre los mejores elementos de "Café Society" está la fotografía del itialiano Vittorio Storaro, que -por primera vez en el cine de Allen- usó cámaras digitales.
Habrá que esperar hasta el martes 17 para ver "Julieta" en el Palais des Festivals, la quinta película de Pedro Almodóvar presente en Cannes. Fuera de concurso se verán la coproducción mayoritariamente francesa pero dirigida por el catalán Albert Serra "La mort de Louis XIV" y la panameño-estadounidense dirigida por el venezolano Jonathan Jakubowicz "Hands of Stone". En la principal sección paralela, Un Certain Regard, participará los argentinos Francisco Márquez y Andrea Testa, con "La larga noche de Francisco Sanctis"; en la Semana de la Crítica el gallego Oliver Laxe con "Las mimosas" y en la Quincena de los Realizadores dos cineastas chilenos, el veterano Alejandro Jodorowsky con "Poesía sin fín" y Pablo Larraín con "Neruda".
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Hay pocos cineastas con quienes pueda compararse Woody Allen, quien desde hace años se ha autoimpuesto una especie de cadena de producción que le obliga a hacer una película al año. La suele rodar en verano y estrenarla al año siguiente en primavera o verano. Sin duda, el neoyorquino se esfuerza en dotar de cierta variedad a su prolífica filmografía, variando de géneros, de actores (aunque suele repetir con algunos, al menos por temporadas) y de épocas, pero conservando su estilo y su personal sentido del humor, de la vida y sus incógnitas.
Habría que ser un genio comparable a un Billy Wilder para conseguir mantener un mismo nivel de calidad en todas esas películas. Allen ha tenido momentos sin duda de genialidad, sobre todo más abundantes en el pasado, pero es ahora bastante irregular, y sus películas -salvo algunas excepciones- acaban dejando un cierto sabor amargo, por lo irrelevante de sus historias. La anterior, por ejemplo, "Irrational Man", reflexión filosófica sobre el fin y los medios, no estaba a la misma altura de la previa "Blue Jasmine". En resumidas cuentas, siempre es una incognita, incluso para sus fieles, saber antes de entrar a la sala cómo será la "cosecha Woody Allen" del año.
En el caso de "Café Society", en la que repiten algunos de los planteamientos caros al autor de "Manhattan" y "Annie Hall", como el del joven inexperto que madura gracias a nuevas experiencias en las que siempre hay por medio una mujer carismática, el consenso este miércoles en Cannes es que sin estar entre sus mejores películas, al menos mantiene un digno interés. El trasfondo de la historia, contada con cierto lirismo romántica, es el Hollywood dorado de los años 30, evidentemente un reclamo atractivo para esta audiencia cinéfila, como lo pueden ser para una parte del público su pareja protagonista, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, y secundarios como Steve Carell, Blake Lively y Parker Posey.
La película sigue el cambio de vida de Bobby, cuya familia judía neoyorquina se debate entre el negocio de la joyería y los más sucios y mafiosos de su hermano. Decide escapar de ese ambiente enrarecido para afincarse en la soleada California, que ya se ha se convertido en anfitriona de la floreciente industria del cine. Consigue que su tío Phil, un poderoso agente de estrellas, acepte contratarle como mensajero. De este manera empieza a familiarizarse con el ambiente del show business, y se enamora de una chica, la secretaria de su tío, que ya tiene pareja. Pero un día ella va a su casa y le anuncia que ya no está con su novio. El cielo se ilumina para Bobby y parece que sus sueños empiezan a materializarse... ¿o no?
Vonnie es esa chica, interpretada por la exvampirizada Kristen Stewart, que viene a sumarse a la amplia panoplia de personajes femeninos que brillan en la filmografía de Allen, gracias a una personalidad peculiar y seductora. La joven actriz, que se ha decantado -aunque no siempre con suerte- por un tipo de cine más riguroso que el de sus inicios, resulta más convincente que su compañero Eisenberg.
Entre los mejores elementos de "Café Society" está la fotografía del itialiano Vittorio Storaro, que -por primera vez en el cine de Allen- usó cámaras digitales.
Habrá que esperar hasta el martes 17 para ver "Julieta" en el Palais des Festivals, la quinta película de Pedro Almodóvar presente en Cannes. Fuera de concurso se verán la coproducción mayoritariamente francesa pero dirigida por el catalán Albert Serra "La mort de Louis XIV" y la panameño-estadounidense dirigida por el venezolano Jonathan Jakubowicz "Hands of Stone". En la principal sección paralela, Un Certain Regard, participará los argentinos Francisco Márquez y Andrea Testa, con "La larga noche de Francisco Sanctis"; en la Semana de la Crítica el gallego Oliver Laxe con "Las mimosas" y en la Quincena de los Realizadores dos cineastas chilenos, el veterano Alejandro Jodorowsky con "Poesía sin fín" y Pablo Larraín con "Neruda".
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