Imprimir

Colaboración: Ulises contra las brujas de Hollywood

por © NOTICINE.com
Asia Argento
Por Sergio Berrocal    

“La reina sintió que el corazón se le quebraba y le flaqueaban las rodillas… el alma del héroe se estremecía al sentir de nuevo a su amada esposa contra su pecho, entre sus brazos, y no pudo contener los gemidos y las dulces lágrimas”.

“Llegaron a pasar en la isla de Circe un año entero. Para Ulises, que compartía el lecho de la maga, el malhadado regreso que un día había emprendido se había convertido en una vieja evocación”.

Entre la reina Penélope, que cuenta la leyenda esperó a su viajero de Ulises durante treinta años, y la bruja de la isla de Circe, el corazón de Ulises buscó el camino del amor. Y ganó, como en cualquier cuento judeo-cristiano, la mujer legítima, la reina a la que había desposado muchos años atrás pero por la que el tiempo no pasaba.

Los griegos de esa época, ahora con la deuda de la Unión europea recién pagada no están para muchas alegrías, eran la expresión máxima del bon vivant. Les gustaba las mujeres, o los hombres, con ansiedad, bebían y comían con delectación. Y, por encima de todo, amaban la guerra. Guerras con mujeres por medio como trofeos supremos, como la bella Helena de Troya, y el caballo de palo con que los troyanos fueron vencidos.

Ulises, combatiente y probablemente saqueador de Troya, adoraba a las mujeres tanto que la sufrida Penélope ni se extrañó demasiado cuando un día le dijo que iba a dar una vuelta fuera de Ítaca y reapareció veinte o treinta años después.

Y durante todo ese tiempo mantuvo a raya a los pretendientes que querían metérsele en la cama. Teje que te teje, deshace lo tejido y vuelve a empezar, ganó tiempo suficiente para que el amado Ulises, pero no casto Ulises, volviera de su paseo, durante el cual conoció a las mujeres más hermosas y mágicas.

Y aquí es donde de nuevo la cristiandad gana. Ulises fue infiel a Penélope, pero al cabo de mil aventuras que ningún mortal había conocido, vuelve a Ítaca, vuelve a casa. Como en los mejores cuentos para niños tontitos. Y ni siquiera se divorciaron. Y ella, la imagen más callada y más recia de la mujer, ni siquiera le pidió el divorcio o le plantó una orden de alejamiento.

Cuando Ulises regresó y vio a los pretendientes esperando impacientes, se dedicó a evacuarlos con la única cortesía que se conocía entonces, la espada capaz de matar a un toro de una estocada. Rebanó el cuello a todos los hombres que pretendían su cama y luego, La Odisea no da detalles, probablemente sin ni siquiera limpiarse la sangre que debía cubrirlo de arriba abajo, subió a la habitación de Penélope y ya no salieron de la cama hasta no se sabe cuándo.

Por todos los dioses del Olimpo, y ahora que por un piropo mal dirigido, un beso dado a deshoras se arman unos divorcios que hacen temblar los cimientos de la Justicia…

¿Será cierto que los griegos estaban mucho más adelantados que nosotros también en tratos amorosos? Porque en filosofía, cultura general y sibaritismo en general no había quien les ganara. Pero con Ulises descubrimos que en los amores tenían pautas de una modernidad espantosa. En 2018, un tipo que sale a comprar tabaco y tarda media hora más ya tiene puesta una demanda de divorcio o casi.

Se acabaron los Ulises y las Penélope. Nos quedan marrulleros y soliviantadas señoras feministas. Como Asia Argento, la líder de aquel movimiento MeToo que en Hollywood quebró la carrera de más de uno, acusados y condenados por violadores.

¿Qué hubieses hecho Ulises si al leer tu periódico descubrieses que la misma virginal señora, Asia Argento, que había acusado al todopoderoso productor norteamericano Harvey Weinstein de haberla violado durante un Festival de Cannes, está acusada ahora, calentito, de haber abusado de un menor de 17 años, al que dicen pagó una considerable cantidad de dólares (en euros 332,982) para callarle la boca?.

Seguro que en tu Troya las cosas eran complicadas con las diosas y los dioses y algún que otro mortal. Pero ya ves lo que sucede en nuestro mundo, más de 2000 años después de Jesucristo.  

No se puede uno fiar.

Sigue nuestras últimas noticias por TWITTER.