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Colaboración: Nazis y superhéroes

por © NOTICINE.com
Red Skull
Por Toni Berrocal   

Durante la Segunda Guerra mundial (1939-1945), la Alemania nazi se impuso como objetivo prioritario la reestructuración racial de Europa. En ella, desempeñó un papel fundamental el antisemitismo.

Para los alemanes era primordial determinar quién era judío y quienes no pues en la Alemania nazi, el Tercer Reich, iniciado en los años treinta, existían numerosas personas descendiente de judíos conversos que no tenían ya ninguna vinculación con la cultura hebraica, así como las llamadas familias mixtas entre alemanes y judíos. Para los nazis era necesario separar los llamados grupos raciales de la llamada raza aria, la pura, la única digna de la megalomanía hitleriana.

Para llegar a sus fines, Adolf Hitler mandó a su mano derecha, Heineich Himmler, formar los llamados grupos operativos y construir campos de la muerte (más conocidos por campos de concentración, un nombre menos feroz) de forma a poder limpiar la raza aria de aquellos que según el Führer eran desechos humanos.

Muchos años más tarde se descubrió que aquella inquina que Hitler tenía contra el pueblo judío provenía probablemente del rechazo más absoluto a su origen sefardí. Que tuviese ese origen o no era lo de menos, lo importante es que pudo creerlo y querer “limpiarse” a lo bravo.  

Después de los primeros escarceos contra los judíos, ataques a sus propiedades, quema de comercios, con especial atención a las librerías, porque el Fuhrer había comprendido antes que nadie que las palabras son más peligrosas que las armas, decidió que había que cortar el problema desde la raíz.

Heineich Himmler fue encargado de poner en marcha el exterminio de toda raza que no fuese alemana en un intento de borrar todo rastro de identidad personal.

Sin embargo, la locura de Hitler era tal que se cree que algunos de sus médicos llegaron a experimentar con seres humanos tratando de hacer realidad el sueño hitleriano: “producir” superhombres, como mucho más tarde harían los estudios Marvel de forma puramente festiva y literaria.

Hombres, soldados, combatientes que no conocieran el cansancio y que serían su arma secreta.

En definitiva, Hitler quería super soldados, un tema al cual se refiere el director estadounidense Joe Johnston en la trilogía de Marvel Studio titulada “Capitán América: el Primer Vengador”.

En ella aparece Cráneo Rojo, siniestro personaje basado e inspirado en Heinrich Himmler.

Ya en la segunda entrega de la trilogía lanzada en 2014, “Capitán América: El Soldado de invierno”, los realizadores Joe y Anthony Russo se adentran en los años de la guerra de los Balcanes incorporando el personaje del soldado de invierno, inspirado en un oficial que al parecer fue un aguerrido militar de la Unión Soviética y que estaba entrenado para realizar misiones de alto riesgo, durante el conflicto bélico en los años noventa del siglo XX.

En la tercera y última parte de dicha serie del largometraje, Joe y Anthony Russo alentados por el éxito de la anterior entrega continúan hilando por el lado del Tercer Reich pero esta vez con bolcheviques de por medio y la lejana África como escenario de toda la acción.

La fascinación de los guionistas americanos por la antigua Unión Soviética es tal que continuamente tienen que salir a relucir los míticos conflictos con los malos malísimos de la temible y eficaz policía secreta soviética, la KGB, y los comunistas.

Inspirándose en la espía sin nacionalidad que en realidad fue la bailarina Mata Hari, famosa en la Europa de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Stan Lee crea el personaje de Natalia Romanova, una espía rusa y agente de inteligencia interpretado por Scarlett Jonhansson, cuerpo y alma al servicio de la central de inteligencia Shield.

En realidad Mata Hari, que embelesaba a los hombres con atrevidas danzas en cabarets de las capitales europeas, tenía vocación de servir a un país aunque no sabía exactamente a cuál. Se ignora en realidad si fueron muy eficaces sus acciones como espía, en favor de Alemania, que participaba en la escabechina guerrera frente a Francia, Inglaterra y Rusia, pero que afectaba principalmente a Francia (en el bando de los buenos) y Alemania (el bando de los malos.

Algunos historiadores piensan que Mata Hari nunca hubiese conocido la gloria de espía voluptuosa e internacional de no haber sido por la misma locura de la guerra.

El caso es que en Francia, Mata Hari sirvió de ejemplo y en 1917, después de ser juzgada por un tribunal militar, era condenada a muerte y ejecutada a las afueras de París. La leyenda estaba servida.

En realidad, nunca se supo cuáles habían sido las acciones de espionaje que le habían valido el fusilamiento. Ni si las mismas perjudicaron realmente a Francia en la conducción de la guerra.

Shield es en la ficción marveliana una agencia de inteligencia inspirada en la CIA, la NSA, el KGB Y el MOSAD, que tiene como objetivo proteger la humanidad de los enemigos planetarios sin que se conozca su identidad.

Buscando ir más allá, los directores de Marvel deciden escudriñar la historia y adentrarse en el mundo de las logias y del misticismo del Tíbet con otro largometraje titulado “Doctor Strange” donde los guionistas narran la historia de Stephen Strange un neurocirujano que tras un accidente de coche pierde el uso de sus manos y decide viajar al Himalaya en busca de las artes antiguas del budismo.
 
Sin embargo en el último largometraje de la firma Marvel, “Avangers Infinity War parte 1”, los hermanos Russo quisieron exprimir tanto la historia que terminaron consiguiendo que la trama sea tan lenta y confusa que para quienes nos criamos con aquellos tebeos de los años ochenta resulta sin gracia alguna.

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