En el extenso reportaje que New York Times publicó el pasado sábado, donde Uma Thurman detalla los abusos sexuales que sufrió por parte de Harvey Weinstein, la actriz también quiso desvelar un suceso que tuvo lugar durante el rodaje de "Kill Bill / Kill Bill: La venganza". Según sus palabras, el director de la cinta, Quentin Tarantino, la obligó a conducir un vehículo que no estaba en buen estado, en una secuencia peligrosa, después de que ella le pidiera repetidas veces que utilizaran un especialista, y la escena concluyó con un accidente real en el que Thurman sufrió varios daños, cuyas secuelas -dice- aún le duran.

"Weinstein me agredió sexualmente, pero no intentó matarme como Tarantino", dice Thurman casi al final del reportaje, y es que, en él, explica cómo Tarantino le obligó a conducir un coche que no se encontraba en estado óptimo para rodar uno de los momentos más recordados de "Kill Bill / Kill Bill: La venganza". Ante la insistencia de la actriz de que utilizaran un especialista para la secuencia, el director se puso furioso e incluso la amenazó con repetir la escena: "Quentin vino a mi caravana y no quería escuchar. Estaba furioso porque estaba costándole mucho tiempo, pero yo estaba asustada. Me dijo `Te prometo que el coche está bien. Es una carretera recta. Tienes que alcanzar los 65 kilómetros por hora porque sino tu pelo no ondeará como debe y te haré repetirlo´... Era una trampa mortal. El asiento no estaba sujeto como debía, no era una carretera recta y estaba llena de arena", afirma Thurman en el reportaje.

El resultado fue que la actriz perdió el control del vehículo y acabó estrellándose contra un árbol: "El volante me presionaba la barriga y mis piernas estaban atascadas debajo de mí. Sentí un dolor abrasador y pensé `no voy a volver a caminar´. Cuando salí del hospital con un collarín, mis rodillas dañadas y una contusión quise ver el coche, estaba muy enfadada. Tuve una tremenda pelea con Quentin y le acusé de haber intentado matarme. Se enfadó mucho porque, supongo que comprensiblemente, él no sentía que hubiese intentado algo así". Además, añade que no le dejaron ver el coche y que le ocultaron el video del accidente, obligándole a firmar una carta en la que eximía a los estudios de toda responsabilidad, para evitar una demanda y un posible juicio. Tarantino aún no ha hecho declaraciones sobre este tema, pero son muchas las personas y medios especializados que le piden explicaciones desde que salió a la luz.

Thurman también asegura que Tarantino le escupió en la cara y le estranguló con una cadena para otras escenas de la película. "Sigo imaginando a Tarantino escupiendo en la cara de Uma y estrangulándola con una cadena de `Kill Bill / Kill Bill: La venganza´. ¿Cuántas imágenes de mujeres en los medios celebramos que muestran el abuso? ¿Cuándo se convirtió esto en 'entretenimiento' normalizado?", escribió Jessica Chastain en su cuenta de Twitter, apoyando a la actriz.

Por otra parte, tras sugerir hace unos meses que ella fue una más de las mujeres que sufrieron abusos por parte de Harvey Weinstein, Thurman se ha atrevido a dar el paso y ha detallado en el reportaje que el incidente con el productor tuvo lugar en una suite del Hotel Savoy de Londres, en 1994, después del éxito de "Pulp Fiction". "Me empujó. Intentó ponerse sobre mí...Hizo todo tipo de cosas desagradables. Pero en realidad, no logró colocarse sobre mí y forzarme. Te vuelves como un animal escabulléndote, como un lagarto", explica la intérprete, que reconoce que esta situación no influyó en su carrera posterior. Según cuenta, al día siguiente del suceso, recibió un ramo de flores de parte del magnate, con una nota en la que ponía: "Tienes grandes instintos".

Ben Brafman, el abogado de Weinstein, respondió a las acusaciones en un comunicado: "Las declaraciones de la Sra. Thurman al Times se están examinando e investigando cuidadosamente antes de decidir si alguna acción legal contra ella sería apropiada".

A estas confesiones se añade otra más en la que Thurman cuenta que un actor, del que no da el nombre, la violó cuando sólo tenía 16 años: "Traté de decir que no, lloré, hice todo lo que podía hacer. Me dijo que la puerta estaba cerrada con llave, pero nunca corrí y probé el pomo. Finalmente fui obediente. Cuando llegué a casa, recuerdo que me paré frente al espejo y me miré las manos y estaba enojada con ellas por no estar ensangrentadas o magulladas".

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