Crítica: "Apples", la memoria puede ser un tesoro o una maldición

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 "Apples"
"Apples"
Por Eva Ramos      

El griego Christos Nikou se estrena con "Apples" (2020) como director de largometraje de ficción, tras una larga trayectoria como segundo de a bordo, que se inició con Yorgos Lanthimos en "Canino", pasando por su trabajo con Richard Linklater en la bellísima "Antes del anochecer / Antes de la medianoche / Before Midnight".

Lo que nos cuenta Nikou en esta historia tiene que ver con el poder de la memoria. En una realidad pandémica, donde una extraña y desconocida enfermedad está afectando, parece que aleatoriamente, a una parte de la sociedad, produciéndoles una amnesia total y repentina, Aris está viviendo su propia pesadilla. Nos lo presenta a través de objetos inertes, espacios vacíos, un silencio solo roto por un golpeteo: el de su dolor, que necesita hacer visible golpeándose contra una pared.

No conocemos cuál es su situación, solo sabemos que, durante un viaje en autobús, parece hacer perdido la memoria, afectado por esa pandemia que asola la ciudad. Es trasladado al hospital, como tantos otros, a la espera de que algún familiar o conocido pueda identificarle. Allí salta la primera alarma, cuando le pregunta a otro enfermo qué es lo que ha sentido al perder la memoria, utilizando esta información cuando los médicos le entrevistan en una visita rutinaria.

El imitar los síntomas de una enfermedad que supuestamente padece nos hace recordar a las personas sin hogar, que muchas veces simulan estar enfermos o se autolesionan para poder tener una cama y una comida durante un día, y obtener también el contacto humano que tanto se les niega. Una de las doctoras le ofrece a Aris poder empezar una nueva vida, crear su nueva identidad en un experimento que están realizando con estos enfermos. Le facilitan un nuevo hogar, dinero, y una tarea por realizar: tendrá que seguir las instrucciones de unas cintas, que le van poniendo retos diarios. Una vez realizados, tendrá que fotografiarlos con una cámara instantánea y guardar la prueba en un álbum.

La crítica a la sociedad actual que hemos construido a base de individualismo, egoísmo y apariencia se ve reflejada sobre todo en los "encargos" que los doctores hacen a Aris. Mientras sigue sus instrucciones, conoce a Anna, que sigue el mismo programa que él y tiene que realizar las mismas actividades, aunque en distinto orden. Gracias a ella, Aris sentirá que no está solo y comenzarán lo que puede ser una amistad, hasta que Anna sigue las instrucciones que le dan y utiliza a su amigo como literalmente le aconseja la cinta, lo usa para conseguir un fin sin tener en cuenta sus sentimientos, como si fuera un objeto más.

Esas manzanas, que dan título al film y son una constante en la vida de Aris, simbolizan la memoria desde el momento en que se entera de que sirven para conservarla y decide descartarlas de su vida. Esta pantomima que está realizando tiene como objetivo, precisamente, el olvido. Hasta ese momento, en que se enfrenta a lo que las cintas están haciendo con Anna, creándole una nueva identidad a partir de valores que su memoria es capaz de rechazar, y que para Aris va a suponer una reconciliación con sus recuerdos y con su vida.

La deshumanización que vivimos, y que denuncia Nikou, es ahora, tras la verdadera pandemia, más visible que nunca. Las enfermedades mentales, la depresión, el duelo, siguen siendo una asignatura pendiente, de tal manera que alguien que tenga una absoluta necesidad de ayuda profesional como Aris se vea obligado a simular una enfermedad visible y palpable que no padece, para poder ser tratado. Nos deja con la tristeza de saber que la salud mental sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra sociedad.

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