Por Miguel Toba   

Mediante un ambiente cargado, violento, basto y explícito, "Hinchas radicales / Ultras" (2020) la ópera prima de Francesco Lettieri nos traslada al mundo de los ultras del fútbol italiano, concretamente a Nápoles. Esta producción de Netflix llega poco después de las miniseries argentina "Puerta 7" y de la más relajada británica "Un juego de caballeros / The English Game", ejemplos de la plataforma que han visto en esta temática un terreno explotable. Por supuesto, "Hinchas radicales / Ultras" se compara con la miniserie argentina puesto que es un retrato sobre la violencia que rodea al fútbol.

La película sigue a Sandro o "Mohicano", como se le conoce en los círculos ultras, a través de su lucha de sentimientos entre llevar una vida normal y aparcar su vida de excesos y violencia o seguir con el grupo de hinchas del que es uno de los líderes y no traicionar a los valores propios de ese mundo. A sus 50 años está cansado y tiene vetada la entrada a los estadios, entonces, los hechos de conocer a Terry, una mujer segura e independiente, y proteger a Angelo, un joven que le considera su referente, convergen en el primer sentimiento de Sandro de sentar cabeza. Esta lucha interna del protagonista se desarrolla durante una buena primera parte de la película para luego ver como el ritmo cae, lejos de un final imprevisto. Entre tanto, existe una guerra civil en el grupo de ultras llamado Los Apaches por el control y la toma de decisiones entre los veteranos fundadores y los más jóvenes.

La puesta en escena sea adecuada con la historia, la fotografía deja buenos planos sobre la ciudad de Nápoles, a la que retrata con cierto cariño. Cuando utiliza planos generales para los exteriores y planos largos para interiores funciona bien, que es, sobre todo, en la primera mitad. Es destacable el plano secuencia de tres minutos que usa en el mismo comienzo del film. Los personajes son eminentemente masculinos y la psique de estos acentúa esta virilidad. No obstante, el guion es fácil, no lleva al espectador a terrenos atrevidos y no ahonda en la moralidad de sus protagonistas. Es frecuente ver como Terry no es consecuente a lo que siente, y parece ser un personaje conveniente para Sandro, más que para ella misma. Eso sí, tiene buenas interpretaciones, ante todo, la del protagonista Aniello Arena.

Aunque parezca que la historia va dirigida a la redención de Sandro y a una profunda moraleja, no da el salto denunciante que se espera. No mete el dedo en heridas y, a pesar de escenas incómodas, es una visión un tanto edulcorada de este mundo.

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