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Crítica: "Rogue One: Una historia de Star Wars / A Star Wars Story", antes, después y siempre

por © NOTICINE.com
"Rogue One"
Por Edurne Sarriegui     

“La guerra de las galaxias/ Star wars”, la creación de George Lucas que en 1977 inició una de las sagas más prolíficas y redituables que haya dado el cine, continua su andadura. Dicha saga, revitalizada desde que la compañía Disney compró la productora Lucasfilm, continua con “Rogue One: Una historia de Star Wars/ Rogue One: A Star Wars Story”, que se estrena esta semana y es su última entrega, entre dos "Episodios", el VII y el VIII.
 
Dirigida por el británico Gareth Edwards (“Godzilla”) y escrita por Chris Weitz y Toni Gilroy, viene a ilustrarnos sobre cómo la Alianza Rebelde consiguió los planos del arma denominada Estrella de la Muerte, hecho fundamental en la acción de la primera de las películas estrenadas, hace casi 40 años. Sin embargo, este capítulo carece del carisma y la fuerza que tuvo aquella primera trilogía.

Jyn Erso (Felicity Jones) es la hija de un científico retenido por el maligno Imperio Galáctico para completar la construcción de la mortífera Estrella de la Muerte. La Alianza Rebelde la busca para llegar hasta su padre. Mientras tanto, un piloto desertor del Imperio llegará con un mensaje del citado científico, Galen Erso (Mads Mikkelsen), con la clave para destruir el arma en cuestión.

Jyn emprende la misión acompañada por Cassian Andor (el mexicano Diego Luna), un oficial de la Inteligencia Rebelde, y el robot K-2SO, personaje este último que tendrá a su cargo la mayor parte del humor que aparece durante la cinta. En el camino se les unirán un buen número de personajes variopintos que acompañan la aventura. Personajes tan diversos como las procedencias de los actores que los encarnan que en esta babel cinematográfica son de hasta diez nacionalidades diferentes.

La mayor parte de sus más de dos horas de duración se va en la presentación del conflicto y los personajes hasta que en la parte final se produce la esperada gran batalla y la culminación de la peligrosa y vital misión para la Alianza Rebelde. Un poco confusa en esa primera parte por la gran cantidad de personajes, sobre todo para el espectador que no vio las anteriores o no las recuerda en todos sus detalles, y en consecuencia no está al tanto de sus roles.

A esta altura, después de casi cuarenta años del estreno de la primera de las películas, y siendo esta la octava, es casi obligatorio ponerse a estudiar para comprender la línea del tiempo en la cual se desarrolla la historia global. Con tanta y tan desordenada precuela, secuela y spin- off  -términos que ya resultan familiares aunque no quede claro su significado para la mayoría de los mortales- entender en qué momento se encuadra cada una supone un esfuerzo.
Parece que la lógica clásica de presentación, nudo y desenlace, aquí no cuenta y los innumerables  episodios que se suceden después, antes, “más después” y “más antes” terminan por deslustrar una historia que fue novedosa, poblada de personajes entrañables que calaron en el público. Tanto que todos los films se ven obligados a mostrar a algunos de ellos, aunque sea en recreaciones digitales.

Este empeño por ilustrarnos acerca de tantos acontecimientos acaecidos durante la lucha rebelde contra el malvado imperio no tiene una intención informativa o aclaratoria sino más bien meramente comercial.

El alto costo de la compra por parte de Disney de los derechos de la productora de Lucas y sus personajes e historias (más de 4000 millones de dólares), la cantidad astronómica recaudada por la saga y en consecuencia la innumerable cantidad de fanáticos alrededor del mundo, incentivan la producción incansable de nuevas películas accesorias al mismo tema. A la trilogía que inició “Star War: El despertar de la Fuerza/ Star Wars: Episode VII- The Force Awakens” (2015) y que se completará con entregas cada tres años, Disney suma una nueva película anual con historias relacionadas con la trama principal, como esta "Rogue One" y pronto una sobre la juventud de Han Solo. No es cuestión de desaprovechar la existencia de un buen número de espectadores dispuestos a pagar de nuevo por recordar a sus héroes. Pero ocurre que cuando una naranja se exprime más de lo debido, termina por amargar y algo que fue novedoso y subyugante corre el riesgo de terminar por resultar anodino.
 
Seguramente, y a pesar de lo dicho anteriormente, los fanáticos incondicionales -que son muchos- estarán encantados y disfrutarán “Rogue One: Una historia de Star Wars/ Rogue One: A Star Wars Story”.

Pero para el resto no será otra cosa que una película más que aprovecha los efectos especiales, cada vez más llamativos, a la hora de recrear innumerables batallas espaciales y cuyos personajes carecen de la personalidad y el atractivo de sus antecesores como para trascender.

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